La casa de Joaquín Balaguer por dentro

Esencia. Quien fuera el gran líder de los reformistas, físicamente no está desde hace siete años. Sin embargo las paredes de su casa evocan aquella figura que se perpetúa en el tiempo.

La casa donde el ex presidente Joaquín Balaguer vivió por más de 50 años, sus libros y todas sus pertenencias, desde el pasado primero de septiembre, día del 103 aniversario de su natalicio, se convirtió en un museo, donde estudiantes, turistas y público en general, podrán encontrase con la forma de vida de uno de los líderes políticos e intelectuales más importante de la historia dominicana.

El recorrido por la casa pone en evidencia el gusto fino pero a la vez conservador, de aquel viejo caudillo. A siete años de su muerte en cada rincón de la casa se conserva su esencia; su biblioteca, con cientos de obras, la sala, donde según sus colaboradores no acostumbraba a pasar mucho tiempo, su despacho personal donde recibía a sus visitantes, su modesta habitación y su baño.

Rafael Bello Andino, uno de los colaboradores más fieles de Balaguer y presidente de la Fundación Joaquín Balaguer, explica que la casa se abre con la intención de que las nuevas generaciones conozcan cómo vivía el líder del Partido Reformista.

“El estilo de vida sencillo caracterizó al doctor, obedece a la buena crianza que recibió de sus padres”, explicó Bello Andino.

Aunque durante 22 años fue Presidente, se caracterizó en los diferentes períodos en los cuales ejerció la conducción del Estado, por llevar una vida modesta hasta el momento de su muerte. Vivió en la Máximo Gómez número 25 del sector de Gazcue. Aquí también funciona la Liga Contra el Cáncer.

La entrada a la fundación es por la calle Mahatma Gandhi número 360 esquina César Nicolás Penson.

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Devoto de la virgen de Altagracia

El denominador común de la casa que acogió durante décadas a Balaguer, es el arte sacro. En todos los pasillos y habitaciones hay cuadros con imágenes de Santa Clara, El Divino Niño, la Virgen de Guadalupe, San Miguel Arcángel, Jesús, San Martín de Porres y por su puesto de la Virgen de Altagracia.

Contrario a lo que se pudiera pensar, aparentemente el político más calculador de la historia del país, hacía un equilibrio entre el quehacer político, el literario, y sus creencias religiosas.

La cruz que representa la pasión de Cristo también forma parte de las piezas de la casa, en todos los tamaños, en hierro y en madera. Incluso en la puerta de la que fue su habitación tiene una pequeña. Supuestamente Balaguer creía que las cruces alejaban los malos espíritus.



Por: LILY LUCIANO (l.luciano@hoy.com.do)

Fuente: Hoy Digital.

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