FALACIAS DE CEMENTO QUE PRODUCEN VERGÜENZA AJENA.

Gracias a la cortesía del Arq. Emilio Brea hemos leído detenidamente un falaz artículo escrito por el Ing. Antonio Rodríguez, quien al final del mismo confiesa que trabaja para el proyecto de la cementera de Los Haitises, y en consecuencia no se le puede pedir imparcialidad ni objetividad, porque las ataduras económicas le impiden ver la clara luz ambiental de un entorno particular que dice conocer, pero que no sabe describir geográfica ni geológicamente, porque desconoce que se le denomina Haitises a una región geomorfológica de domos cársticos y dolinas que se repiten secuencialmente a todo lo largo de una extensión de 1617 kilómetros cuadrados y que en fecha 30 de julio de 1996 fue declarada como área protegida, pero que los intereses económicos le redujeron 1,017 kilómetros cuadrados mediante la Ley 202-04, y cuando dice que la cementera no está en Los Haitises es evidente que su desconocimiento geomorfológico le lleva a creer que se le llama Haitises a la zona núcleo del área protegida, y hay que explicarle que, con área protegida o sin ella, Los Haitises no son otra cosa que el conjunto de los mogotes calizos y las dolinas arcillosas que él dice que van a explotar para producir cemento.

Para poder analizar el articulo del Ing. Rodríguez es necesario hacer abstracción de su pésima ortografía, porque si tomamos en cuenta su pobreza ortográfica no podríamos ir más allá del primer párrafo sin tener que llorar, porque si quien escribe mal, piensa mal, entonces no hay mucho que buscar, pero ayudemos a Rodríguez sobre la base de que la próxima vez va a filtrar sus textos mediante un corrector de estilo y enfoquemos solamente sus pálidos conceptos emitidos con sesgo anti ecológico.

En primer lugar cita la oposición de los ecologistas a proyectos como la presa de Sabaneta, Blanco, Guaigui y Pinalito, y a los acueductos de Brujuelas-Casui, Barrera de Salinidad, Línea Noroeste y Samaná, lo cual es totalmente incierto, porque quien suscribe participo en todos esos proyectos y nunca hubo oposición ambiental a ninguno de ellos, y las escasas oposiciones a Guaigui no provinieron de los grupos ecologistas, sino de moradores de la zona que se sintieron desplazados sin ninguna garantía de reubicación decente, y el fracaso de Guaigui no se debió a la oposición de los ecologistas, sino a que el proyecto fue iniciado sin ningún tipo de estudios geológicos, ni geofísicos, porque los estudios fueron encargados a quien suscribe, pero nunca recibimos ni un centavo de avance y cuando se nos pidió el informe final lo condicionamos al pago total del valor contratado y ese pago nunca fue realizado. Entonces el INDRHI y NCC decidieron iniciar los trabajos y advertimos a ellos que cada vez que lloviera recogieran sus equipos y su personal porque todo se iba a derrumbar, y así fue, al extremo que cuando NCC se dio cuenta de que los derrumbes eran inmanejables y que ellos no tenían experiencia en manejo de rocas milonitizadas bajo condiciones tropicales decidieron retirarse del proyecto dejándonos un gasto de 40 millones de dólares y apenas un túnel de desvió de muy mala calidad, revestido con varillas de albañilería de 1/4 de pulgada y expuesto a derrumbes permanentes.

En segundo lugar el Ing. Antonio Rodríguez se refiere a la carretera Santo Domingo-Samaná, describiéndola como un vector impactante de contaminación, que partió en dos el parque nacional de Los Haitises, copiando una infeliz expresión del Director de Minería y del Secretario de Medio Ambiente, pero olvidando que la carretera es de uso público mientras la cementera es de uso privado, y olvidando que precisamente la presencia de esa carretera es lo que ha abierto las puertas al apetito voraz empresarial que quiere tomar posesión de todos los recursos naturales y de todo el patrimonio nacional, desde bahía de Las Águilas hasta el parque nacional de Este y desde Los Haitises hasta el Morro de Monte Cristi. Por eso el Gobierno sacó a los campesinos de Los Haitises para luego emplazar a los empresarios del Cibao en tierras del CEA arrendadas a 20 cheles criollos el metro cuadrado. Así si es bueno ser empresario exitoso. La leyenda cuenta que Robin Hood robaba a los ricos para darles a los pobres, pero aquí el Gobierno les roba la tierra a los pobres para darla a los ricos. Una nueva faceta del neoliberalismo que ya entregó las empresas eléctricas estatales y las empresas públicas del grupo CORDE.

Luego el Ing. Antonio Rodríguez trata de describir vagamente un corte geológico dentro de la secuencia estratigráfica subhorizontal de los Haitises, donde el carbonato de calcio depositado horizontalmente en aguas marinas someras ha emergido por el empuje ascendente de una cuña acrecional posicionada del lado norte, pero su desconocimiento de la geología no le ayuda a explicar, lo que quiere pero no puede, y luce un pobre y cansado rio anciano tratando de desafiar a una joven y fresca roca. Quiere, pero no puede.

Habla de cortes de 45 metros de profundidad donde no se observan aguas superficiales ni subterráneas, y por tanto descarta la presencia de las aguas, y es penoso ver a un profesional de la ingeniería civil tratando de explicar procesos hidrogeológicos que usualmente son estudiados, analizados y explicados exclusivamente por quienes han dedicado muchos años a la hidrogeología y a la modelización de acuíferos cársticos complejos donde el patrón de circulación responde a un flujo preferencial orientado por los irregulares fenómenos cavernosos sub superficiales y por la tectónica regional que aporta una porosidad secundaria que controla el sentido del flujo. El análisis del flujo sub superficial en acuíferos cavernosos, como el de Los Haitises, es un tema muy especializado que no puede ser cualquierizado por ingenieros civiles tradicionales que no se han tomado la molestia de leer las conclusiones resultantes de los estudios que hicimos dentro del Plan Nacional de Investigación, Aprovechamiento y Control de Aguas Subterráneas (PLANIACAS), donde Rodríguez nunca participó por no ser especialista en exploración de aguas subterráneas, principalmente en lo referente a los acuíferos cársticos, y ese estudio, 26 años después de haber sido concluido, sigue siendo la referencia válida para el INDRHI; pero el Ing. Antonio Rodríguez tampoco se ha tomado la molestia de leer el estudio realizado por EPTISA, en el 2004, donde se explica claramente que los pozos que abastecen de agua potable a todas las comunidades periféricas a los Haitises tienen menos de 30 metros de profundidad, y lo más importante es que Rodríguez debe aprender que en un acuífero cárstico el nivel freático no se comporta de igual forma a un acuífero granular libre, sino que hay un flujo local preferencial conducido a través de cavernas abiertas y que ese es el caso de Los Haitises.

Rodríguez dice que el emplazamiento de la planta de cemento no está en Los Haitises, sino que ella está localizada en Gonzalo, en la cota 297 msnm, con una diferencia en altura con relación a los Haitises de más de 253 m, lo cual es falso y obliga a concluir que él no aprobó la topografía I, ni la topografía II, y que tampoco tomó topografía geológica, porque si tuviese un elemental conocimiento de topografía geológica podría advertir que todo el entorno de Gonzalo está constituido por domos cársticos y dolinas hachuradas que identifican una región cárstica sin tener que visitarla. Por eso es que no se debe hablar, ni mucho menos escribir, de lo que se desconoce, porque quien lo hace se expone a hacer un inolvidable papel ridículo.

Habla de las perforaciones de investigación que se hicieron para el proyecto, y que alcanzaron 16 metros de profundidad, diciendo que no cortaron el nivel freático, pero no dice que apenas se hicieron siete (7) sondeos con recuperación de núcleos para evaluar una zona de 9 millones de metros cuadrados, cuando en calizas similares en Santo Domingo hacemos esos mismos siete sondeos, de esas mismas profundidades, para evaluar el emplazamiento de una torre de 600 metros cuadrados, cuanta diferencia entre un verdadero bulto y un verdadero estudio. Pero luego se pregunta que "desde el punto de vista técnico, donde está el daño ?", pero no se atreve a decir que el daño está en el uso de ANFO para explotar la piedra caliza cavernosa recargada de agua subterránea, y que el ANFO es una mezcla de Ammonium Nitrate + Fuel Oil (Nitrato de Amonio y Gasoil) y que el gasoil será colocado en el interior de cada barreno de cada plantilla de voladura, y que cada vez que un barreno corte una caverna con flujo de agua, ese gasoil ha de contaminar todo el acuífero. Rodríguez debe tomar clases de Minería I, II, III y IV y viajar a la universidad de Campinas, Brasil, a tomar un curso intensivo de aspectos geológicos de protección ambiental, para saber cómo se fragmentan las rocas en las canteras a cielo abierto y cuáles son los potenciales riesgos de contaminación ambiental, o de lo contrario que vaya a la Rosario Dominicana, donde trabajamos por muchos años, para que vea como las aguas del arroyo Margajita corren de color rojo sangre con una concentración de hierro de 2,500 mg/litro y un pH de 1.8, similar al ácido de batería, contaminando la presa de Hatillo sin que la SEMARENA haga nada, ni diga nada, ni la Dirección de Minería tampoco.

Rodríguez dice que lo poco que pudiera escapar de la cementera corresponde al 0.03% que no es más que los álcalis del cemento, y que, los que como él, tienen al menos un conocimiento mínimo del concreto, saben que los álcalis están constituidos por potasio, magnesio y sodio, los cuales, según él, son de gran utilidad como abono para la agricultura; y aunque se equivocó en lo del magnesio, pero no importa un error más entre tantos errores, esa infeliz justificación nos recuerda a un funcionario de la Falconbridge Dominicana quien decía que el polvillo carbonoso que sale de las chimeneas de la planta de proceso de la empresa es beneficioso para la agricultura. Y esa es una forma genial de vender la contaminación de partículas en el aire como una gran solución para la fertilización agrícola, la cual merece un premio Nobel a la ridiculez.

Rodríguez también se pregunta "como podríamos quedarnos sin agua por la construcción de esta planta?", y le responderíamos que no se trata de quedarnos sin agua, sino que vamos a quedarnos sin agua potable, porque de qué nos vale tener agua en los cauces bajos de los ríos Ozama, Isabela, Haina, Higuamo, Camú, Yaque del Norte, etc., los cuales son cloacas urbanas, si no podemos tomarlas de manera directa por el alto grado de contaminación orgánica y química, donde la demanda biológica de oxigeno (DBO) es tan alta que impide la vida acuática, y eso mismo es lo que vamos a tener en las aguas subterráneas de Los Haitises: aguas contaminadas no utilizables gracias a una cementera.

Respecto al El CO2 dice que el área de la planta está siendo reforestada, de manera que la instalación física estará dentro de un bosque, precisamente para que se produzca el fenómeno de la fotosíntesis, y habría que preguntarle a este nuevo experto en asuntos ambientales que quién le ha dicho que las 800 toneladas de CO2 que van a ser emitidas diariamente al aire fruto de la clinkerización de 2,000 toneladas diarias de piedra caliza (CaCO3) que al ser calcinadas a 1,500 grados Celsius pierden el 40% de su peso en forma de dióxido de carbono (CO2), quedando la caliza convertida en óxido cálcico (CaO), que al reaccionar con la alúmina (Al2O3) de la arcilla, y con la sílice (SiO2) de la arena, forma silicatos bicálcicos y tricálcicos y aluminato ferrito tetra cálcico, van a ser absorbidas por tres matitas colectoras de CO2, pues de ser así Estados Unidos y China, en lugar de negarse a firmar el protocolo de Kioto, que les obliga a reducir las emisiones de CO2, hubiesen sembrado unas cuantas matitas cerca de las fuentes emisoras de CO2. Se confirma que la ignorancia es mala consejera.

Rodríguez también dice que “en los alrededores de esta área se inició un programa de reforestación con la siembra de árboles de rápido crecimiento, de manera que cuando se inicie la extracción de material, dichos arboles estarán fuertes como para detener cualquier contaminación producida por la extracción de material, y que actualmente esta zona está prácticamente desforestada,” y no sabemos si este chiste lo incluye de manera intencional o si su ignorancia llega al colmo de creer que los ambientalistas académicos somos indígenas y que puede vendernos la tonta y descabellada idea de que la contaminación de la explotación minera se resuelve sembrando matitas, pues hay que ser ignorante y ridículo, ambas cosas a la vez, para atreverse a decir eso por escrito y en público, frente a especialistas del área minera y ambiental que conocen muy bien los impactos ambientales de la minería dominicana e internacional y que han sido invitados a dictar conferencias sobre estos temas en prácticamente todo el continente americano, incluyendo en el Servicio Geológico de USA.

Dice que “desde el punto de vista medio ambiental en toda Cantera o Mina, existen límites de profundidad y extensión para la extracción de material, y que estos límites son fijados y supervisados por las instituciones responsables, en este caso, Minería y Medio Ambiente, con la finalidad de evitar vectores que puedan producir daños al medio ambiente y sobre todo a las aguas freáticas”, y esta es una de las mentiras más grandes que se hayan escrito sobre la minería dominicana, porque quien suscribe puede dar testimonio que esas instituciones nunca le han fijado limites de profundidad a ninguna operación minera en territorio dominicano y solo hay que visitar las lagunas freáticas del rio Nizao, las cuales tienen hasta 14 metros por debajo del nivel freático, lo cual ocurrió por falta de supervisión oficial, igual que ha pasado con las operaciones de la Rosario Dominicana donde las aguas ácidas de la presa de colas de Mejita muchas veces son vertidas en las cavernas vecinas que las conducen a las aguas subterráneas, es decir, al nivel freático. Quienes desconocen las operaciones mineras dominicanas debían abstenerse de opinar en base a mentiras ridículas.

El Ing. Rodríguez dice que si colocamos en una balanza los efectos de los impactos positivos y los negativos, sin duda, la balanza se inclinaría hacia el lado positivo, y nosotros le diríamos que como los impactos son tan positivos debía pedirle a los promotores del proyecto, que son santiagueros, que instalen esa cementera en la calle Del Sol, de Santiago, a ver si los santiagueros coinciden con él, o que le pida a Jaime David que autorice la cementera en el parque Mirador del Sur, donde él camina y donde hay abundante piedra caliza para la clinkerización, y así el polvillo emitido al aire sirve para fertilizar los suelos de ese hermoso parque ambiental que nunca ha sido abonado y ayuda a que las flores de la zona crezcan bellas y radiantes.

La verdad es que muy pocas veces tenemos la oportunidad de leer tantos disparates en un solo texto, pero aunque son ridiculeces que evidencian ignorancia total del tema tratado, y que no debían merecer ninguna atención por parte de la población, hay que responder tales ridiculeces para que sus autores no se crean que nos pueden tomar de tontos y de ignorantes, además de que ellos saben que una mentira, repetida mil veces, se puede convertir en una verdad, siempre que los verdaderos expertos le hagan complicidad, y eso, en nuestro caso, nunca será verdad.

Por: Osiris de León.

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