Constitución y Corrupción

El historiador griego Polibio (210-125 AC) autor de la obra “Historia General de Roma” , planteó que la organización política Romana era la mas lucida de todos los tiempos porque reunía las tres formas de poder; la monarquía, la aristocracia y la democracia. Encarnadas respectivamente en el emperador, el senado y la democracia.

Planteaba que de esta manera impedía que el sistema quedara atrapado por la corrupción, con la cual la monarquía se transforma en tiranía. La aristocracia en oligarquía y la democracia en anarquía.

Según su tesis; la monarquía representada por el emperador, garantizaba la unidad y la continuidad del poder. El Senado que debe representar la aristocracia, garantizaba la justicia, la medida y la virtud.

Y los Comitias Populares (los diputados), organiza y representa al vulgo, la multitud de acuerdo a un esquema de representación, garantizando la disciplina de esta una efectiva redistribución de los recursos.

Le debemos a los padres fundadores de los Estados Unidos, la mutación del modelo Romano, en un modelo constitucional electoral trifuncional –Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial-, del cual somos herederos.

Toda esta arquitectura constitucional enfocada en el magno objetivo de que todo conflicto social debería resolverse tomando en consideración los intereses de cada segmento social ahí representado.

Por desgracia la República Dominicana adoptamos la forma, la apariencia, pero su lógica operativa, por –múltiples razones que seria interesantimo dilucidar- el poder Legislativo en nuestro país, nunca a funcionado íntegramente como tal, comportándose históricamente como una especie de sello gomígrafo del Ejecutivo. Alterando la dinámica del sistema y corrompiéndolo.

Dando por resultado un desequilibrio constitucional, donde el ejecutivo es que ha asumido el poder efectivo y el monopolio de la información de inteligencia, razón básica de la gran corrupción, del atraso, la miseria, y el estancamiento social.

El mal está fundamentalmente, en que el que administra los recursos –el poder ejecutivo- es quien absurdamente nombra a quienes deben fiscalizarlos –la Cámara de Cuenta, y el Controlador General de la República y en caso de violar la ley a quien debe acusarlo- el Procurador General de la República.

Por siglos se ha planteado que es mil veces más fácil romper las cadenas de un esclavo, que erradicar de su alma el complejo de tal.

Porque digo esto, porque en una reforma constitucional, todo el que conoce el sistema y su infuncionabilidad, sabe que es necesario que el poder legislativo, asuma la responsabilidad de garantizar la fiscalización y la persecución de las violaciones legales. Pero todo o casi todos, guardan cómplice silencio.


Me duele terriblemente tener que ser testigo involuntario de esta conspiración de silencio, de los supuestos actores del sistema, cuando sabemos que lo más conveniente es que la Cámara de Diputado asuma su papel, asumiendo constitucionalmente hacer realidad la independencia del Ministerio Publico, el nombramiento del Contralor General de la República, de la Cámara de Cuenta, del Director del DNI.

Todo por la mayor transparencia, por la salud del sistema, para erradicar la corrupción, para que los recursos en vez de beneficiar el grupito dominante de turno, se refleje en mejores servicios y mejores salarios a empleados públicos, civiles y militares. Evitar un estallido social y la anarquía.

Estamos a tiempo. Las fuerzas armadas no serán eternamente testigos indiferentes de este desorden, cuando por la miseria de salario que devengan, -consecuencia de la corrupción- su mano derecha descansa sobre el fusil, y la izquierda cubre su estomago por la sensación de hambre por los salarios de miseria que reciben. ¡Estamos a tiempo!

Por Milton Olivo
El autor es Escritor
Milton.olivo@gmail.com


Milton Olivo
Oficina Politica
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