Desde la antigüedad hasta nuestros días, los seres humanos se han emplazado a orillas de los principales ríos, fruto de que el agua es absolutamente indispensable para la vida, y no hay forma alguna de poder vivir sin esa molécula que al unir a dos átomos de hidrógeno con un átomo de oxígeno también une a los individuos que comparten un mismo espacio vecino a una corriente.
Comenzando hace poco más de 5 mil años, las dinastías egipcias crecieron y florecieron exclusivamente a orillas del caudaloso río Nilo, pues todo lo demás es un inmenso desierto donde el sol abrasador es capaz de quemar hasta las rocas ígneas graníticas y las rocas sedimentarias calcáreas que afloran a lo largo de miles de kilómetros, convirtiéndolas en pequeñas partículas de arena.
Desde el alto Egipto hasta el bajo Egipto, todavía es posible contemplar las bondades de un inmenso río que vio gobernar a decenas de faraones que emplazaron sus palacios, sus templos, sus monumentos y hasta sus tumbas en las vecindades del río Nilo, pues a veces sólo quien vive en el desierto le da el verdadero valor al agua como fuente de vida.
Acabo de recorrer gran parte de Egipto, desde la gran ciudad de El Cairo hasta Abu Simbel, pasando por Giza, Memphis, Luxor, Karnak, Tebas, Kom Ombo y Aswan, donde todo ha dependido siempre de las aguas del río Nilo, al extremo que hoy día la única franja de hermoso verdor es la que se aprecia en ambas márgenes de este importante río, y todo lo demás es arena de color marrón donde sólo crece la desolación que se acompaña de la insolación.
Para los antiguos egipcios, y para los egipcios de hoy, el río Nilo ha sido tan sagrado que se evita dentro de lo posible que sea contaminado, pues la contaminación les llevaría a su desaparición como nación, ya que no hay otro espacio que pueda ser usado como opción, y cuando hay contaminación vienen las enfermedades hídricas que diezman a cualquier población, por eso el 95% de los egipcios dispone de agua potable y el 65% está conectado a la red del alcantarillado sanitario.
Recordemos la peste del cólera que mató a cientos de personas en la ciudad de Londres, en el año 1854, fruto de que las aguas del río Támesis fueron contaminadas con las heces fecales de los mismos ciudadanos londinenses, y las heces descargadas a las corrientes fluviales aportan grandes volúmenes de coliformes fecales (Escherichia coli) y de estreptococos fecales que invaden el sistema intestinal de toda persona que consuma esas aguas.
Muchos países, incluyendo a la República Dominicana, no tienen el más mínimo respeto por la calidad de las aguas y en lugar de empeñarse en proteger la calidad de las mismas que garantizan nuestra supervivencia como sociedad, se empeñan permanentemente en contaminarlas deliberadamente lanzando todo tipo de suciedad.
En la ciudad de Santo Domingo, el 75% de la población no tiene acceso a un sistema de alcantarillado sanitario, porque no existe, y los diferentes gobiernos se empeñan en construir costosísimas obras monumentales totalmente disfuncionales, como el Metro, y no invierten un solo centavo en la construcción de un adecuado sistema de alcantarillado sanitario, lo que tarde o temprano nos traerá una peste de cólera, de amebiasis, de ascariasis, de tricocefaliasis o de cualquier otra plaga relacionada a la contaminación de las aguas por falta de alcantarillado sanitario.
Sectores residenciales tan importantes y tan ricos como Naco, Piantini, Evaristo Morales, La Julia, Bella Vista y Los Cacicazgos, por solo citar unos cuantos ejemplos, no disponen de alcantarillado sanitario, y sus aguas negras, cargadas de coliformes fecales, son descargadas diariamente al subsuelo a través de pozos filtrantes que drenan hacia el mismo acuífero (aguas subterráneas) desde donde extraen, a través de pozos, las aguas que consumen.
Y si usted quiere confirmar si es así, o no es así, vaya a cualquier edificio en construcción y verá una máquina perforadora construyendo dos pozos, uno casi al lado del otro, donde el uno es para descargar las aguas negras de sus baños y el otro es para extraer agua, supuestamente potable, para su consumo diario.
En otras palabras, los ricos de Santo Domingo se cepillan y se bañan con las mismas aguas negras que previamente habían descargado desde sus baños hacia el subsuelo, y no se extrañe si le decimos que el agua con que usted se cepilla a las 6 de la tarde es posiblemente la misma agua que usted descargó cuando usó el inodoro a las 6 de la mañana, y si no es la suya, es la de su vecino, y todo porque hemos tenido gobiernos indiferentes, funcionarios indiferentes y ciudadanos indiferentes.
En junio de 1992 la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó que el agua contaminada por las materias fecales de una persona afectada de poliomielitis transmite la enfermedad a quien consuma esa agua, pero al parecer eso no nos preocupa mucho, pues seguimos indiferentes ante esa cruda realidad.
Es bien sabido que el agua contaminada por falta de alcantarillados sanitarios diariamente mata unas 30 mil personas en todo el mundo y que esa misma agua contaminada anualmente mata por diarrea a 4 millones de niños en todo el mundo, de los cuales 1.5 millones son hindúes.
En América Latina sólo el 6% de las aguas residuales son tratadas adecuadamente, mientras el restante 94% se convierte en fuente de contaminación de las aguas superficiales y subterráneas, lo que ha provocado el resurgimiento del cólera, al extremo que más de 400 mil casos han sido reportados.
No en vano se dice que el ser humano bebe el 80% de sus enfermedades, y las enfermedades hídricas producen 25 millones de muertes anualmente, de las cuales la tercera parte corresponde a países del tercer mundo, como el nuestro, y si no hay más muertes hay que agradecerlo al uso intensivo del cloro como agente desinfectante de las aguas contaminadas.
Para el año 1980, en la hermosa ciudad canadiense de Quebec, sólo el 2% de la población estaba conectado al alcantarillado sanitario, lo cual despertó una gran preocupación de sus autoridades, y ya para el año 2000 el 98% de la población había sido conectado al alcantarillado sanitario. Eso se llama responsabilidad administrativa. Pero en la República Dominicana, al igual que en el resto de Latinoamérica, subestimamos los riesgos inherentes a la falta de alcantarillados sanitarios.
Quizás la contaminación de nuestras aguas superficiales y subterráneas obedece a ese nuevo mercado privado del agua, que anualmente comercializa cerca de 150 mil millones de botellas de agua purificada, donde Italia y Francia son los líderes del consumo de ese líquido embotellado, y quizás por eso los organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, en lugar de exigir a los países emergentes que inviertan en la construcción de alcantarillados sanitarios, les exigen y les obligan a privatizar los servicios del agua, ya que el agua representa el gran negocio del presente y del futuro.
Por: R. Osiris De León
este tema es algo muy mencionado y requete solicitado por el pueblo, lo que nesesitamso es alguien capaz de hacer algo para que esto se regule y se controle, nesesitamos alguien que resuelvs, alguien serio y capaz es por eso que nesesitamso de Elias Serulle, busquen informacion de el y veran porque lo digo,
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