La segunda línea del Metro

La Oficina Para el Reordenamiento del Transporte (OPRET) acaba de publicar, nueva vez, un llamado a licitación para el financiamiento y la construcción de la segunda línea del fracasado Metro de Santo Domingo, obra que los aduladores bien pagados por el gobierno la consideran como la obra monumental de la presente gestión gubernamental, pero que si usted la ve con la debida independencia, verá claramente que esa obra ha sido una gran imprudencia.

Se recuerda que en una primera convocatoria publicada por la misma OPRET, en fecha 02 de diciembre de 2008, supuestamente unas 20 empresas se inscribieron para participar en la licitación abierta para la construcción y explotación de la segunda línea del Metro, y para la construcción y explotación del tren regional Santo Domingo-Santiago, pero al momento del cierre, el viernes 30 de enero de 2009, supuestamente sólo tres firmas presentaron propuestas para el proyecto.

Los nombres de las 3 firmas que supuestamente presentaron ofertas nunca fueron dados a conocer por el director de Licitaciones de la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (OPRET), ni por el Director de esa dispendiosa institución pública, no obstante haber anunciado, una y otra vez, que se trabajaba en el análisis de las propuestas, a fin de seleccionar la que fuese más conveniente para el país, ya que el cronograma de la licitación establecía que para el 13 de febrero se estaría notificando sobre la adjudicación del proyecto y que el día 20 de febrero se procedería a la firma del contrato con la empresa ganadora.

Desde febrero hasta octubre la OPRET estuvo entreteniendo a la población con la pronta publicación del resultado de una licitación que, en lo que respecta al Metro, marcaba el inicio del proceso de privatización, y para certificar que todo estaba debidamente formalizado, hace apenas una semana que la oficina del Metro ha comunicado que iniciaba los trabajos para la segunda línea del Metro añorado por el gobierno morado, a lo que respondimos públicamente que sólo se trataba de un anuncio publicitario divorciado de la verdad, porque las finanzas públicas están en absoluta precariedad.

Durante ese intervalo de tiempo la OPRET lanzó varios globos de ensayos para medir la opinión de la población en relación a sus planes de privatización de una fracasada obra pública que ha costado más de mil millones de dólares de fondos públicos de la nación, y de préstamos internacionales concertados por el gobierno y cargados a la inmanejable deuda pública que será pagada por la población.

Uno de esos globos fue poner al pintoresco subdirector de comunicaciones de la OPRET a decir públicamente que los costos de operación del Metro representaban una pesada carga para el gobierno y que se estudiaba la posibilidad de traspasar su administración al sector privado, y como de inmediato respondimos que se trataba de un intento de asalto contra la población, apenas 48 horas más tarde mandaron al mismo pintoresco personaje a decir a la prensa que la OPRET ya no consideraría el traspaso al sector privado de la administración de la operación.

Otro de esos globos de ensayos fue comunicarle a la sociedad que el gobierno planeaba construir seis líneas en total, a fin de cubrir toda la capital, como si en un país donde no hay suficientes escuelas, ni hospitales, ni energía eléctrica, ni agua potable, ni alcantarillados sanitarios, ni nada de nada, ahora, por el simple deseo presidencial, el dinero para las restantes 5 líneas caería como las hojas de los almendros en el otoño subtropical.

Pero sorprendentemente, en fecha 17 de octubre de 2009, en lugar de dar a conocer los ganadores de la anterior licitación, la OPRET ha publicado, un gran espacio pagado en la prensa escrita nacional, en donde de nuevo invita, a las empresas o consorcios interesados, a presentar propuestas para la licitación 026/2009, denominada “Concesión para la Construcción y Explotación de la Línea 2 del Metro de la ciudad de Santo Domingo, mediante un esquema de asociación pública privada (APP), con el que la OPRET concesionará la construcción, financiamiento, operación y mantenimiento del proyecto por un período de 30 años”. Hermoso anuncio de privatización.

Y la población se hace las siguientes preguntas: ¿Qué pasó con la anterior licitación en la cual la OPRET anunció que tres empresas habían sido precalificadas para la concesión? ¿Cuáles fueron esas empresas? ¿Porqué se anula la anterior licitación? ¿Es que en realidad ninguna empresa se interesó en la modalidad de concesión compensada por el gobierno?

¿O es que las empresas precalificadas al ver que la cantidad de usuarios del Metro es inferior al 10% de lo originalmente anunciado por el gobierno se han ahuyentado? ¿O acaso el sector privado entiende que indistintamente de la cantidad de pasajeros y de las tarifas, no hay forma de hacer rentable este costosísimo sistema de transporte público, tal y como lo advirtió originalmente el Banco Mundial al gobierno dominicano, y tal y como ha ocurrido con el Metro de San Juan de Puerto Rico?.

Ningún inversionista privado invierte sus recursos en proyectos cuya tasa interna de retorno (TIR) sea inferior al 20%, pues toda empresa privada sólo busca la alta rentabilidad de la inversión, a veces legal, pero ilegítima, en base a muy altos márgenes de intermediación que explotan a la población, y otras veces en base a negociaciones gubernamentales donde siempre es el pueblo quien paga las ricas cenas de los hambrientos comensales.

Lo cierto es que lo que comienza mal termina mal, y el Metro comenzó sin estudios geoeléctricos para identificar cavernas, sin estudios de refracción sísmica para determinar el comportamiento sísmico de una obra subterránea para transporte masivo de pasajeros en un país de muy alto riesgo sísmico, sin cálculos de los módulos dinámicos de las rocas donde se han excavado los túneles, sin diseños, sin planos aprobados por la Secretaría de Estado de Obras Públicas y sin estudios de impacto ambiental.

Y aunque el Presidente de la República dijo que esos estudios existían, pero que no se podían entregar por asuntos de seguridad nacional, la sentencia de la Suprema Corte de Justicia, que ordenaba a la OPRET y a la Presidencia de la República, a entregar todos los estudios que Huchi Lora, luego de entrevistarnos, solicitó, obligó a la OPRET a admitir que esos estudios nunca fueron realizados, sin que hubiese un válido motivo, y permitió al país conocer que sus principales autoridades, el CODIA, y algunos periodistas habían mentido.

De nuevo estamos frente al concierto de mentiras de la OPRET, institución que nunca ha dicho una sola verdad, aunque ahora ya no se habla del tren de carga y pasajeros Santo Domingo-Santiago, no se habla de la hermosa avenida perimetral a los ríos Isabela y Ozama, no se habla de la construcción de cientos de apartamentos para los pobres desalojados de la Zurza, no se habla de los 200 mil pasajeros que serían transportados diariamente a lo largo de la primera línea Villa Mella-La Feria, no se habla de los 2 millones de pasajeros que fueron montados de manera gratuita en los 15 días de prueba en la navidad del 2008, ni se habla de la desaparición de los tapones en la avenida Máximo Gómez.

Después de las graves fallas que lo han detenido tres veces en menos de 20 días, sin causas conocidas, y con apenas 8 meses en servicio, no se habla de que el Metro de Santo Domingo está a la altura de los mejores del mundo, ni se habla de que el Metro de Madrid y la Alstom van a financiar la segunda línea, sólo hay un bla, bla, siempre alejado de la verdad, y eso fastidia a una sociedad que ha sido engañada para sustraerle sus fondos sobre la base de que el Metro representaba la modernidad, y ahora sólo le queda a los aduladores pagados seguir predicando que el Metro mejorará.

Que esperen bien sentados porque la fatiga les vencerá, el dinero se gastará y la vergüenza les arropará.

Por: R. Osiris De León

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