PRD: Un regaño

No nací en el PRD. Tengo ocho años más que el partido. Espero sí, morir en él, y quisiera llevarme como último pensamiento amoroso la imagen del PRD unido, como pedía Peña, alrededor de principios, y coherente, respetando su pasado, avanzando hacia el porvenir, sin malabarismos, acompasado el paso con las bases y con las necesidades y sentires del pueblo.

Un partido moderno, con certidumbres y valores. No pos moderno.

No sé si cumpliré ese deseo. La compactación doctrinaria y la valoración de nuestra historia se erosionan con los últimos sucesos producidos.

¡Íbamos tan bien! La ola de adhesiones, unas de retorno, otras fresquecitas, llegaba con un impulso vigoroso.

Pero el caudal empieza a retraerse, cauteloso, al percibir al PRD tropezando otra vez con las mismas piedras, la discordia interna, la equivocada elección del contrincante adentro, el lavado de trapos sucios perredeístas al sol, mientras los de los vecinos se tapan por conveniencia.

En medio de la virtual anomia que se produce en este intervalo convencional de elección de nuevos dirigentes, los choques internos se hipertrofian como en pantalla gigante en el imaginario social dominicano: un espectáculo mezcla de incapacidad política, de pésimas tácticas comunicacionales, y de poco amor por el partido.

¿Estos son quienes quieren gobernarnos?, pensarán lo que buscan un verdadero cambio después de soportar en los últimos años los desaciertos, las soberbias y la opulencia inexplicable del comesolismo.

No debo callar, y no callo. La prudencia a veces hace frontera con el miedo, el silencio no ha podido vencerme nunca. Con la severidad que me permite mi hoja de servicio políticos, en la que brilla como una gran estrella blanca la presidencia del PRD, ejerzo mi derecho a un regaño, fuerte y tierno a la vez, como de madre. En verdad, son dos regaños, casi siento a Peña Gómez dictándomelos.

Compañero Miguel, el domingo pasado ratificamos su calidad de Presidente del PRD. Le extendimos, además, un cheque en blanco ante la próxima convención que modificará nuestros Estatutos, eliminando el artículo 185. Se potencia, así, su futuro como Presidente de la República. Celebre esos éxitos, compañero, en paz, buscando la concordia.

Usted no tiene, no debe fabricarlos, opositores DENTRO del Partido: sus contrincantes están en la acera de enfrente, pese a pactos y acuerdos son y serán, Leonel Fernández, su gobierno y el peledeísmo.

Usted, compañero presidente, no es, ni debe permitir que lo sigan considerando cabeza de un grupo.

Eso quedó atrás, ahora usted es la cabeza visible, legitima, de todo el Partido Revolucionario Dominicano. ¡Qué compromiso, qué desafío, pero también que honra! La mayoría de los perredeístas, apuesta por usted como ficha exitosa para las elecciones del 2012. Habrá que hacer alianzas, usted lo ha dicho, lo está procurando.

Pero la alianza mas importante compañero Miguel, se amarra dentro del partido, integrando a la diversidad para enseñar con ejemplo la gobernabilidad compartida.

Para eso, hace falta un abrazo, un olvidar agravios, el reconocimiento de uno que otro error, y la práctica plural y generosa de un liderazgo democrático, de puertas abiertas y mano extendida.

Sé que usted, compañero presidente, no es influenciable. Gracias a Dios; toda jefatura suscita adulaciones que susurran que el jefe es omnisciente.

Y nadie lo es. Siempre hable con su conciencia, en ella encontrará la bendición de la autocrítica. Tú. Guido, reprime tus ímpetus. Cada dardo que arrojas públicamente sobre el compañero Miguel hiere el cuerpo social del partido, y pone a husmear golosamente el olor de sangre a los enemigos que acechan, babeantes los hocicos.

Los medios de comunicación son un “ring” peligroso: si la pelea es entre boxeadores hermanos se pierde cada round por partida doble, y la derrota arrastra por igual a los partidarios de cada uno de los púgiles.

Continúa demandando derechos, presentando pruebas que dices tener, elevando instancias para defender tu causa. Pero detén de inmediato la hemorragia verbal mediática, no contribuyas a que vuelvan a vernos como trogloditas, aunque en tu caso resultes un bárbaro muy inteligente y culto.

¡Eres tan joven, Guido! Tu espacio de peleas y de ambiciones no está determinado como el mío por el horizonte implacable de los años. Y como a pesar de tu juventud tuviste poder y quieres seguir teniéndolo, debes aplicar tu experiencia para no ensuciar la fuente donde emanan las posibilidades de llegar a ese poder: el partido, y su imagen recompuesta.

Miguel, Guido: les conmino a encontrar soluciones. Los líderes hacen eso, manejan adecuadamente los conflictos, no los rumian, los errores se borran cuando se corrigen. El país necesita un gobierno perredeista.

Yo necesito que me dejen conservar intacta, incluso en el Mas allá, la imagen de mi partido. El tiempo corre, pero todavía es posible la reflexión y la enmienda. Ahora es la hora.

Refuerzo En Plural este regaño con Benedetti, su advertencia resume y eleva la mía: “Si esta vez no aprendemos, /Será que merecemos la derrota, /Y sé que merecemos la victoria”.

POR YVELISSE PRATS RAMIREZ DE PEREZ

Fuente: Al Momento.net

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