Un problema en suelo Americano: "un Brugal en la maleta de un menor"

Quiero compartir la experiencia personal que en este día me tocó vivir en el aeropuerto Internacional de la ciudad de Miami, tras el arribo a la ciudad del Sol de mis hijos menores de 16 y 14 años de edad respectivamente, quienes venían del disfrute de sus vacaciones de su país de origen, República Dominicana.

Luego de la espera, y del arribo del vuelo #1244 de American Airlines procedente de la ciudad de Santiago de los Caballeros, en el cual viajaban ambos jóvenes hasta suelo Miamense. Por fin, pude observar a lo lejos a mi hijo Libio Andrés de 14 años, quien venia acompañado de un oficial del departamento de Inmigración de dicha terminal aérea.

Al verlo mi corazón me dio un pálpito, una especie de corazonada de que algo no andaba bien; ya que junto a ellos no se encontraba mi hija Penélope de 16 años y quien acompañaba a su hermano en dicho viaje.

Al percatarse de mi presencia mi hijo me hace una señal. Acto seguido, el oficial me invita a pasar a un área restringida, en donde luego de pedirme identificación de lugar y pruebas de documentos que evidenciaran y/o avalaran mi estatus migratorio, procedió mas luego, a explicarme la razón de mi requerimiento; mis hijos menores de edad traían dentro de su equipaje una botella-chata de ron Brugal blanco, la cual era enviada por una de mis hermanas a mi hijo mayor de 24 años.

El problema surge a raíz del 'pote de ron' que al llegar a aduanas le preguntan a los chicos si traen licor en sus maletas, a lo que ellos respondieron afirmativamente. Por lo que los inspectores precedieron a requerir a la persona adulta que los recogería. En este caso, a mí; ya que por el hecho de ser menores esta totalmente prohibido transportar cualquier tipo de bebida alcohólica.

Le explique a dicho oficial que desconocía de cualquier mercancía o 'cariñitos familiares' que mis hijos traían consigo. Explicándole que es normal que en nuestro país, familiares y/o amistades incurren en este tipo de envíos u obsequios. No con ello, tratando de justificar el problema que esto podría ocasionar al tratarse de menores de edad.

Para serles sincera, me asusté un poco, ya que no es un secreto para nadie, que las leyes se cumplen y se aplican sin excepción, ni contemplación alguna aquí en los Estados Unidos.

Por suerte que traía en mi cartera, la tarjeta de residencia la cual sirvió como prueba de verificación de mi estatus legal en territorio americano. Imagínese usted, estimado lector lo que pudo haberme ocurrido en caso contrario y estando en la propia ' boca del lobo'?

¿Cual sería la consecuencia de no haber sido residente legal?.

Sencillamente, un Brugal blanco habría sido la causa de una posible deportación.

Espero que este relato sirva como una dilecta reflexión para los dominicanos y dominicanas en cualquier parte del mundo en que se encuentren.

Por: Carmen Metz.

1 comentarios

  1. Anonymous says:

    buenas intenciones por dejernos saber como es k suceden las cosas gracias para tomarlo en cuenta

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