El gerente general de los Rockets de Houston, Daryl Morey, ha sido el primer directivo de la NBA que lamenta haber despedido al base de origen taiwanés Jeremy Lin, la nueva sensación de la liga con los Knicks de Nueva York.

Morey, que consiguió a Lin en la pretemporada después de que los Warriors de Golden State le dieran la baja, tampoco lo retuvieron al verse forzados a dejar espacio para la llegada del pívot haitiano Samuel Dalembert.

Los Rockets se quedaron sin Lin porque ya tenían en la plantilla a tres bases con contratos garantizados y él era el único que no estaba fijo.

Lo mismo habían hecho antes los Warriors cuando buscaron más espacio salarial que les permitiesen conseguir al pívot DeAndre Jordan con la oferta de cuatro años y 43 millones de dólares.

Pero al ser agente libre con restricciones, Los Ángeles Clippers el último equipo con el que había jugado, la aceptó y sigue con ellos.

Los Rockets pusieron a Lin en la lista de transferibles y dos días después lo ficharon los Knicks, con los que ahora ha comenzado a triunfar de manera sorpresiva.

El gerente general de los Rockets, Daryl Morey, admitió a través de su Twitter que podrían haber mantenido al equipo en la plantilla, pero los que siguen a los jugadores no conocían en realidad todo lo bueno que es el jugador que ha llenado las expectativas.