Y ese es el largo calvario por el cual debemos transitar los académicos que durante décadas nos hemos dedicado apasionadamente a la investigación científica de nuestros suelos, nuestras rocas, nuestros minerales, nuestros sismos, nuestros deslizamientos, nuestros acuíferos y hasta nuestras cuencas fluviales, en interés de advertir a la población respecto a los peligros que se ciernen en cada región.
Haberle advertido al país que el proyecto de la isla artificial, propiciado por funcionarios del actual gobierno, era un solemne disparate técnico, por desconocer los espesores de los depósitos de fango orgánico acumulados por el río Ozama en el fondo marino del litoral sur de Santo Domingo, y por desconocer que con esa isla se generaría una extraordinaria concentración de las aguas negras urbanas que drenan hacia el malecón, y haber recibido la razón por parte de la población, fue una ofensa brutal que los oficialistas nunca han de perdonar.
Haberle dicho al país que el disfuncional metro de Santo Domingo era una obra muy costosa, improcedente, innecesaria e inoportuna, y que se estaba construyendo sin planos aprobados por el ministerio de Obras Públicas, sin estudios geoeléctricos para detectar cavernas y sin estudios sísmicos para calcular los períodos predominantes de vibración de los suelos y calcular las aceleraciones espectrales y los módulos dinámicos de las rocas y suelos por donde atravesaría dicho metro, fue un pecado capital que el gobierno y sus “jala mecates” nunca van a perdonar.
Haber apoyado la idea de recurrir a los tribunales para que la Opret entregara los estudios del metro que decíamos que no tenían, pero que ellos juraban públicamente tener, y que la Suprema Corte de Justicia dictaminara que esos estudios debían ser entregados a Huchi Lora para ser analizados por nosotros, y que ante esa inapelable sentencia la Opret se viera en la vergonzosa encrucijada de tener que admitir públicamente que esos estudios nunca fueron realizados, motiva a senadores peledeístas a odiar cualquier posición que cuente con nuestra certificación.
Que el metro sea un rotundo y costosísimo fracaso que apenas monta menos de 20,000 pasajeros diarios, equivalentes al 10% de la cifra anunciada formalmente por el presidente de la República, y que la obra se haya convertido en la gran vergüenza que ridiculiza a los peledeístas, obliga a algunos incapaces congresistas a odiar salvajemente a quienes, con sobradas razones, cuestionamos de manera pública esta barbaridad administrativa, porque el tiempo nos dio la razón en cada apreciación.
Haber advertido durante 10 horas continuas, a través de la prestigiosa emisora Z 101, que la tormenta subtropical Olga traía suficiente vapor de agua para descargar, a media noche del 11 diciembre de 2007, intensas lluvias sobre la cuenca de la presa de Tavera, y que como la presa estaba casi llena era necesario evacuar a las personas que habitan en las márgenes del río Yaque del Norte y abrir temprano las compuertas radiales para verter 500 metros cúbicos por segundo, y que las autoridades de este gobierno llamaran a la emisora para decir que no había nada de qué preocuparse con esa presa, y que a la media noche se cumpliera fielmente nuestro pronóstico, causando la muerte de 300 personas y daños por cerca de 5 mil millones de pesos, no puede ser olvidado por un senador poco ilustrado.
Haber desmentido el ridículo anuncio del Presidente de que había llegado a un acuerdo con Petróleos de Venezuela para explorar y explotar petróleo en la cuenca del Orinoco, no fue del agrado de la Red de Comunicadores con Leonel, ni de un senador muy mal visto por Leonel, porque ellos vieron estropeado su demagógico anuncio desvergonzado.
Haber objetado hidrogeológicamente, ambientalmente y científicamente, la irracionalidad ambiental gubernamental de autorizar la construcción de una cementera en la región cárstica de los Haitises, y que el 85% del pueblo dominicano se haya colocado de nuestro lado, y en contra del oficialismo morado, no puede ser perdonado por ningún gobiernista fanatizado que se sienta fracasado al ver que nuestra objeción ha prosperado y que hasta el PNUD así lo ha sentenciado.
Estar objetando el fraude cometido por el actual gobierno en contra del pueblo dominicano, al firmar una enmienda al contrato de arrendamiento de los derechos mineros de la mina de oro, plata, cobre y cinc de Pueblo Viejo, Cotuí, mediante la cual el gobierno le regala 50,000 millones de pesos a la Barrick Gold, en los primeros seis años de operación, y nosotros recibir el mayoritario respaldo de la población, es una nueva preocupación de un senador peledeísta vegano que nunca ha sido visto por la prensa, ni por la población, como una fuente de consulta, ni como una voz de orientación.
Ser llamado por la prensa para estar orientando de manera permanente a una población que ha estado en pánico colectivo desde el mismo momento en que ha visto las fotos desgarradoras procedentes de Haití, las que han mostrado decenas de miles de personas muertas por el desplome de miles y miles de viviendas afectadas por un devastador terremoto, y que los dominicanos quieran conocer de nuestra voz las posibilidades de que igual situación se presente en nuestra nación, es una situación que opaca a cualquier senador vegano que no ha hecho otra cosa que pintar las piedras veganas de color morado.
Y eso es lo que ha motivado al senador peledeísta vegano Euclides Sánchez, quien humillado por los notables éxitos ajenos, y eclipsado por figuras que han logrado aceptación sin repartir los centavos del barrilito conectado al erario de esta nación, ha soltado, a través de la emisora Z 101, una andanada de insultos en contra de nuestras opiniones, en contra de nuestra formación académica y en contra de nuestra experiencia, insultos que han recibido el total rechazo de una población que lo ve como uno de los responsables de esta mala gestión, y como un pobre senador a quien no le importa que un nuevo terremoto deje total devastación sobre la provincia que él representa en el congreso de la nación.
La gente dice que para hablar de los temas que hablamos, el senador vegano Euclides Sánchez tendría que volver a la escuela elemental, pulirse su tosco estilo de hablar, y después pasarse 30 años realizando investigaciones científicas en materia de geociencias, publicando libros de carácter científico, publicando decenas y decenas de artículos de investigación en revistas nacionales e internacionales, dictando conferencias en todo el continente americano, hacerse acreedor de la membresía distinguida de una academia de ciencias, ser reconocido nacional e internacionalmente como una voz autorizada para opinar sobre geociencias y desastres naturales, y atreverse a decir verdades sobre errores gubernamentales.
Es evidente que en este caso la ignorancia de Euclides ha sido su mala consejera, porque en cada tertulia la gente comenta que él no puede hablar de terremotos porque nadie ha leído artículo científico alguno, escrito por Euclides Sánchez, sobre suelos flexibles susceptibles a los terremotos, porque su nivel académico no llega hasta ahí.
La gente pide ver a Euclides Sánchez en un debate científico para analizar las causas de los colapsos de las edificaciones de La Vega vieja, por efectos de los terremotos históricos, la gente quiere verlo analizar la dinámica de las microplacas del bloque septentrional insular, la gente quiere verlo analizando las razones moleculares de las aceleraciones espectrales producidas en los suelos cohesivos de La Vega durante un terremoto, la gente quiere verle midiendo, in situ, las velocidades de propagación de las ondas sísmicas de cizallamiento que producen efectos cortantes sobre las columnas de los edificios veganos con síntomas de pisos blandos, en fin, la gente quiere verlo demostrar que de geoingeniería sismo resistente él puede hablar.
Finalmente, la emisora Z 101 decidió dejar que fuera la gente la que opinara telefónicamente respecto a quien tiene la razón en esta delicada cuestión del manejo de la oportuna y válida información relativa a los riesgos de terremotos en nuestra región, y el resultado fue aplastante, porque el 93% le dio la razón a las advertencias de Osiris de León, y luego de esa contundente demostración, solo se oyó la popular zeta expresión: llévatelo Cundo.
Por: R. Osiris de León
![](http://www.blogger.com/img/icon18_edit_allbkg.gif)