La militancia del PCT asume su táctica electoral sin dilema. Promueve con determinación los candidatos-as de izquierda en la boleta del Miuca- Acción por el Cambio, y lo propio hace por ejemplo, por la Dra. Milagros Ortiz Bosch, o cualquier-a otro-a candidato-a de igual o parecido perfil, sin que importe el partido que le postule.
Porque la táctica electoral del PCT se inscribe en la política general para esta coyuntura histórica, que se sintetiza en Contribuir de manera significativa a recuperar las reservas progresistas y patrióticas, ponerlas en acción en un mismo sentido y objetivo, y evitar que el País se hunda y la Nación se disuelva. En nuestros análisis de coyuntura, es central la conclusión de que los elementos constitutivos de la nación están en peligro de extinción, a causa de la política del imperio, yanqui especialmente, y la oligarquía criolla que le sirve; y hay que luchar para evitarlo.
Este concepto se aleja del espíritu vanguardista, pretensioso sin fortaleza para esa privanza, que es endémico en algunos grupos y líderes de izquierda, que presumen de poder unir, cuando no de atraer esas reservas, a su entorno.
Contribuir es muy distinto a la pretensión del “vengan a mí” que parece nutrir algunas prácticas políticas. En los grupos de la izquierda terrenal (con principios y práctica puestos a prueba sin veleidades, ni siquiera pasajeras, desde los tiempos de Trujillo hasta hoy), constituidos por mortales, se ha llegado al consenso de reconocer que hay personas que quieren un cambio positivo para este país en la sociedad; y las hay en cantidades diferenciadas en todos los partidos (EN TODOS LOS PARTIDOS, ya puede decirse).
Aunque somos los más consecuentes, los de izquierda no somos portadores exclusivos del interés de que la nación, país y pueblo dominicanos cambien en un sentido progresista. Somos si, los partidarios de la revolución y el socialismo, a los que el PCT no renuncia; pero es que ahora, la tarea más apremiante de revolucionarios, progresistas y demócratas, es “Salvar la Nación”. Esta es la cuestión principal del aquí y ahora. Hacia ahí hay que poner la puntería política.
Los grupos populares, progresistas y de izquierda terrenales, hemos celebrado la compañía de la Dra. Milagros Ortiz Bosch en la recién pasada lucha en defensa de Los Haitises. Lo mismo decir respecto a Consuelo Despradel.
Esos mismos grupos consideramos imprescindible la presencia de Osiris de León, de filiación reformista, en la lucha nacional, así en la defensa de Los Haitises, como en contra del contrato de la Barrick Gold y en defensa de los recursos nacionales. Es invaluable el aporte del intelecto y el desinterés personal de Osiris a esta lucha. ¿Cuántos de los pontífices de izquierda disponen del 10% de las virtudes de este hombre, afiliado o simpatizante del Partido Reformista?
Celebramos también la participación de la Dra. Ivelisse Prats de Pérez, de Tirso Mejía Ricart, Fausto Herrera Catalino, entre otros y otras perredeistas, en la Cumbre del Pueblo del pasado año. Pero no tengo dudas de que esa gente, que de acuerdo a discursos en ese mismo espacio “nos honraron con su participación”, no podrían contar con nuestro apoyo si se postularan a un cargo público.
Niño Fermín, de filiación reformista, cuyo nombre está grabado con letras de oro en las luchas populares de Bonao y del país en la defensa de los recursos naturales y por las reivindicaciones de su pueblo, incluso contra su propio gobierno, ha calificado para ser aliado en las luchas de calles, pero nada de asumirlo si, como ha sido el caso, se presenta como candidato.
En este contexto podría señalar sin reparos en parecidos términos, al Presidente de la Cámara de Diputados, Julio César Valentín, cuyo papel en la solidaridad latinoamericanista, a gobiernos de izquierda de la región y a la misma izquierda del país, está fuera de toda discusión.
Es el caso también del patriota y hombre supremamente honrado Manito Despradel, quien en algún momento fuera planteado por el Miuca- Acción por el Cambio y el PRD como candidato a Senador en la provincia de la Vega, cuyos encantos, acumulados en toda una vida de trabajo, pública y privada correctas, no merecieron ser considerados para darle un voto por gente de izquierda que antes de ser candidato si lo querían para sus filas.
Hay que ser cara dura, para convencer a las masas populares, repito, a las masas populares, de lo correcto y bueno que es toda esa gente como “aliada” en las luchas señaladas y en muchas otras, y que entonces no tengan esas virtudes si postulan por una posición en el Congreso Nacional.
A estas actitudes Lenin las calificó de enfermedad infantil del izquierdismo. Pero es el caso de que la izquierda dominicana ya pasó los 50 años de su existencia, y así las cosas, la enfermedad, si existe, no puede ser infantil.
Si no es enfermedad, entonces hay engreimiento, utilitarismo y mezquindad. Con actitudes tales, puede entenderse entonces el cerco que la izquierda se ha tendido a sí misma.
Hay que romper ese cerco. Para eso, hay que cambiar de contexto. La política tiene que buscar la receptividad de las masas populares que a fin de cuentas son las que hacen la historia.
Para el PCT el desafío es cómo juntar todas aquellas reservas que, insisto, reconocemos, existen dispersas en la sociedad y en todos los partidos.
Algunos líderes y grupos responden llamándolas a entrar a su reino previo abandono del infierno. Otros, las tratan con indiferencia; y no deja de haber quienes las maltraten.
En el PCT somos más modestos: las invitamos a compartir; o vamos a donde estén; interactuamos, nos relacionamos, les proponemos políticas, las asumimos en sus circunstancias, etc. Construimos así unas avenidas de relacionamientos de múltiples vías.
Podemos hacer esto, porque no tenemos dudas de nuestra militancia comunista y de izquierda. Nos sentimos seguros de nuestra ideología e identidad revolucionarias. Sabemos lo que queremos y somos conscientes de los caminos que no estamos dispuestos a transitar. Conforme a esa concepción hemos actuado.
El compañero Ramón Almánzar, es una reserva destacada de la causa del cambio dominicano. En el 2004, fue candidato a la Presidencia de la República y, consecuentes con nuestra visión de la unidad, lo apoyamos sin límites. Junto a él recorrimos el país difundiendo las ideas del cambio.
En aquel entonces, los críticos de nuestra actual táctica electoral, también tuvieron el tiempo, el humor y las palabras para criticarnos por el apoyo a un hombre del que se puede diferir, como al efecto diferimos, pero al que nadie puede objetar la cualidad de revolucionario consecuente.
En el 2008, la candidatura Presidencial del Dr. Guillermo Moreno apareció como el eslabón vital para comunicar las ideas del cambio con amplios conglomerados de la sociedad. El PCT y otros grupos pusimos manos y corazón en torno a la misma; pero los mismos críticos del 2002 y de ahora, también encontraron razones para escurrir el bulto y no emular “el paso al frente” dado por el Dr. Guillermo Moreno.
En uno y otro caso en el PCT-MIUCA, no tuvimos dilema. Por el punto de partida de nuestra política, la cual, como se ha dicho, reconoce la existencia de reservas patrióticas y de cambio más allá de nuestras propias filas y de la izquierda en general.
Manuel Salazar / Secretario General del Partido Comunista del Trabajo-PCT.
Porque la táctica electoral del PCT se inscribe en la política general para esta coyuntura histórica, que se sintetiza en Contribuir de manera significativa a recuperar las reservas progresistas y patrióticas, ponerlas en acción en un mismo sentido y objetivo, y evitar que el País se hunda y la Nación se disuelva. En nuestros análisis de coyuntura, es central la conclusión de que los elementos constitutivos de la nación están en peligro de extinción, a causa de la política del imperio, yanqui especialmente, y la oligarquía criolla que le sirve; y hay que luchar para evitarlo.
Este concepto se aleja del espíritu vanguardista, pretensioso sin fortaleza para esa privanza, que es endémico en algunos grupos y líderes de izquierda, que presumen de poder unir, cuando no de atraer esas reservas, a su entorno.
Contribuir es muy distinto a la pretensión del “vengan a mí” que parece nutrir algunas prácticas políticas. En los grupos de la izquierda terrenal (con principios y práctica puestos a prueba sin veleidades, ni siquiera pasajeras, desde los tiempos de Trujillo hasta hoy), constituidos por mortales, se ha llegado al consenso de reconocer que hay personas que quieren un cambio positivo para este país en la sociedad; y las hay en cantidades diferenciadas en todos los partidos (EN TODOS LOS PARTIDOS, ya puede decirse).
Aunque somos los más consecuentes, los de izquierda no somos portadores exclusivos del interés de que la nación, país y pueblo dominicanos cambien en un sentido progresista. Somos si, los partidarios de la revolución y el socialismo, a los que el PCT no renuncia; pero es que ahora, la tarea más apremiante de revolucionarios, progresistas y demócratas, es “Salvar la Nación”. Esta es la cuestión principal del aquí y ahora. Hacia ahí hay que poner la puntería política.
Los grupos populares, progresistas y de izquierda terrenales, hemos celebrado la compañía de la Dra. Milagros Ortiz Bosch en la recién pasada lucha en defensa de Los Haitises. Lo mismo decir respecto a Consuelo Despradel.
Esos mismos grupos consideramos imprescindible la presencia de Osiris de León, de filiación reformista, en la lucha nacional, así en la defensa de Los Haitises, como en contra del contrato de la Barrick Gold y en defensa de los recursos nacionales. Es invaluable el aporte del intelecto y el desinterés personal de Osiris a esta lucha. ¿Cuántos de los pontífices de izquierda disponen del 10% de las virtudes de este hombre, afiliado o simpatizante del Partido Reformista?
Celebramos también la participación de la Dra. Ivelisse Prats de Pérez, de Tirso Mejía Ricart, Fausto Herrera Catalino, entre otros y otras perredeistas, en la Cumbre del Pueblo del pasado año. Pero no tengo dudas de que esa gente, que de acuerdo a discursos en ese mismo espacio “nos honraron con su participación”, no podrían contar con nuestro apoyo si se postularan a un cargo público.
Niño Fermín, de filiación reformista, cuyo nombre está grabado con letras de oro en las luchas populares de Bonao y del país en la defensa de los recursos naturales y por las reivindicaciones de su pueblo, incluso contra su propio gobierno, ha calificado para ser aliado en las luchas de calles, pero nada de asumirlo si, como ha sido el caso, se presenta como candidato.
En este contexto podría señalar sin reparos en parecidos términos, al Presidente de la Cámara de Diputados, Julio César Valentín, cuyo papel en la solidaridad latinoamericanista, a gobiernos de izquierda de la región y a la misma izquierda del país, está fuera de toda discusión.
Es el caso también del patriota y hombre supremamente honrado Manito Despradel, quien en algún momento fuera planteado por el Miuca- Acción por el Cambio y el PRD como candidato a Senador en la provincia de la Vega, cuyos encantos, acumulados en toda una vida de trabajo, pública y privada correctas, no merecieron ser considerados para darle un voto por gente de izquierda que antes de ser candidato si lo querían para sus filas.
Hay que ser cara dura, para convencer a las masas populares, repito, a las masas populares, de lo correcto y bueno que es toda esa gente como “aliada” en las luchas señaladas y en muchas otras, y que entonces no tengan esas virtudes si postulan por una posición en el Congreso Nacional.
A estas actitudes Lenin las calificó de enfermedad infantil del izquierdismo. Pero es el caso de que la izquierda dominicana ya pasó los 50 años de su existencia, y así las cosas, la enfermedad, si existe, no puede ser infantil.
Si no es enfermedad, entonces hay engreimiento, utilitarismo y mezquindad. Con actitudes tales, puede entenderse entonces el cerco que la izquierda se ha tendido a sí misma.
Hay que romper ese cerco. Para eso, hay que cambiar de contexto. La política tiene que buscar la receptividad de las masas populares que a fin de cuentas son las que hacen la historia.
Para el PCT el desafío es cómo juntar todas aquellas reservas que, insisto, reconocemos, existen dispersas en la sociedad y en todos los partidos.
Algunos líderes y grupos responden llamándolas a entrar a su reino previo abandono del infierno. Otros, las tratan con indiferencia; y no deja de haber quienes las maltraten.
En el PCT somos más modestos: las invitamos a compartir; o vamos a donde estén; interactuamos, nos relacionamos, les proponemos políticas, las asumimos en sus circunstancias, etc. Construimos así unas avenidas de relacionamientos de múltiples vías.
Podemos hacer esto, porque no tenemos dudas de nuestra militancia comunista y de izquierda. Nos sentimos seguros de nuestra ideología e identidad revolucionarias. Sabemos lo que queremos y somos conscientes de los caminos que no estamos dispuestos a transitar. Conforme a esa concepción hemos actuado.
El compañero Ramón Almánzar, es una reserva destacada de la causa del cambio dominicano. En el 2004, fue candidato a la Presidencia de la República y, consecuentes con nuestra visión de la unidad, lo apoyamos sin límites. Junto a él recorrimos el país difundiendo las ideas del cambio.
En aquel entonces, los críticos de nuestra actual táctica electoral, también tuvieron el tiempo, el humor y las palabras para criticarnos por el apoyo a un hombre del que se puede diferir, como al efecto diferimos, pero al que nadie puede objetar la cualidad de revolucionario consecuente.
En el 2008, la candidatura Presidencial del Dr. Guillermo Moreno apareció como el eslabón vital para comunicar las ideas del cambio con amplios conglomerados de la sociedad. El PCT y otros grupos pusimos manos y corazón en torno a la misma; pero los mismos críticos del 2002 y de ahora, también encontraron razones para escurrir el bulto y no emular “el paso al frente” dado por el Dr. Guillermo Moreno.
En uno y otro caso en el PCT-MIUCA, no tuvimos dilema. Por el punto de partida de nuestra política, la cual, como se ha dicho, reconoce la existencia de reservas patrióticas y de cambio más allá de nuestras propias filas y de la izquierda en general.
Manuel Salazar / Secretario General del Partido Comunista del Trabajo-PCT.