Cuando aún era muy niña por allá por mi país
yo recuerdo mis costumbres y también las sigo aquí.
Entre algunas de ellas cito respetar a los mayores
esto era una orden y si no ¡Ay Señores!
Cuidadito si al llegar nosotros de la escuela
nos acompañaba un papel dándoles alguna queja.
Y de esto ser así yo no quiero ni acordarme
lo que me pasaba a mi ante de yo acostarme.
Y si por casualidad, yo no hacia los deberes
no quieran saber ustedes si el castigo pica o duele.
Por eso es que en cierto modo, yo comparto con mi crianza
pues había respeto al prójimo y no existían las malas crianzas.
Yo entiendo que los golpes no corrigen los errores
pero si que nos ayudan a no ser malhechores.
Por: Blanca Martínez.
