Castro, Chávez y Ortega pierden un aliado

Muamar Gadafii             Hugo Chávez
La retórica de la amistad, de la hermandad revolucionaria y la celebración de un proyecto político común se vuelve ceniza cuando al amigo, al hermano, al benefactor, en este caso Muammar el Gadafi, es muerto y probablemente linchado por su propio pueblo. La desaparición del déspota libio deja sin un aliado en la causa antiimperialista a tres líderes de América Latina: Fidel Castro, Hugo Chávez y Daniel Ortega.

Dejemos de momento aparte a Castro, que entre autócratas todavía hay clases, y busquemos en la hemeroteca, casi siempre tan cruel, a los otros dos.

En septiembre de 2009, durante la cumbre África-América del Sur, celebrada en isla Margarita, el presidente venezolano entregó al coronel una réplica de la espada de Bolívar con estas palabras: "En nombre de nuestro pueblo, de la revolución bolivariana, te la entrego a tí, soldado revolucionario, líder del pueblo libio, de la revolución libia, de los pueblos de África y líder también para los pueblos de América Latina. Lo que es Bolívar para nosotros, es Gadafi para el pueblo libio".

Gadafi correspondió regalando a Chávez una silla de montar hecha a mano y asegurándole que los dos países tenían idéntica trinchera, destino y batalla "contra un mismo enemigo", Estados Unidos, al que iban a vencer.

Chávez viajó a Libia en cinco ocasiones desde 1999 y multiplicó los convenios bilaterales con Trípoli. Tras conocer la noticia de la muerte de su aliado, el líder bolivariano lo calificó de "mártir" y acusó a Washington de "incendiar el mundo".

El tirano libio fue durante años un amigo generoso del Frente Sandinista y la relación se intensificó a partir de 2007 con el segundo mandato de Daniel Ortega. Con motivo del 40ºaniversario de la revolución libia, en 2009, Rosario Murillo, la esposa del presidente nicaragüense y todopoderosa primera dama, afirmó: "Libia ha desarrollado un modelo extraordinario de poder para el pueblo, un modelo de democracia directa".

Mohamed Lashtar, sobrino de Gadafi, es asesor para asuntos internacionales de Ortegay es diputado suplente al Parlamento Centroamericano, cargo que renovará. Desde marzo, cuando empezó la guerra civil libia, el ex sacerdote y ex canciller nicaragüense Miguel D'Escoto es quien hace las veces de embajador libio en la ONU, porque EE UU le negó la visa a un diplomático libio. De momento, Ortega guarda silencio sobre el final de su amigo.

También en Europa hubo muchos que le rieron la gracias durante años a Gadafi y hasta hace unos meses varios dirigentes europeos firmaron pactos políticos y acuerdos comerciales más o menos inconfesables con el dictador, pero ninguno llegó al extremo de proclamar como hizo Fidel Castro en Trípoli en mayo de 2001 que "las revoluciones cubana y libia tienen objetivos similares". El objetivo en esta hora para los tres líderes debería ser más bien cómo evitar que sus regímenes tengan un destino similar.

Por: Luis Prados | 24 de octubre de 2011

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