SUS ACOMPAÑANTES: UNA NIETA Y UNA PERRITA "VIRALATA" .
San Juan de la Maguana.- Piso de tierra, paredes de zinc, cartón, lodo y plástico es el refugio de toda una vida para doña Juana y sus hijos. Que pueda derrumbarse y amanecer sepultada por su techo de hoja de lata es solo una de sus múltiples preocupaciones.
Juana María Alcántara, de 71 años, sueña con vivir en una vivienda digna antes de morir. “Yo no tengo de nada y la única esperanza que tengo es que alguien me ayude, porque yo ya no puedo trabajar y soy pobre”, expresó con mirada de desesperación.
Sentada en una silla plástica de varios años, con su perrita “viralata” chiquita, día tras día espera que su situación cambie. La pobre anciana vive con su nieta de 15 años y uno de sus cinco hijos que gana cinco mil pesos mensuales, cuidando cerdos.
Miseria
La casa de tejamaní, ubicada en el kilómetro cinco de la carretera Las Matas de Farfán, en la provincia San Juan, destila hambre y miseria. Doña Juana se ha visto en la necesidad de habitar entre el polvo, la tierra y las carencias.
Su techo antes era de yagua de palma que ella misma buscó y hace más de 10 años su hijo construyó la “casa” en la que hoy vive, contó la dama.
La casita no tiene baño por lo que tiene que pedir a los vecinos permiso para usar el de ellos. “Voy donde los vecinos o me baño en una ponchera dentro de la casa. No me queda de otra”, expresó.
Su nieta Yésica, quien fue prácticamente abandonada por su padre y que su hija se la dejó para irse a vivir a Santo Domingo en busca de un mejor futuro, comparte la pobreza con su abuela desde los cinco meses de nacida.
“A mí me da vergüenza con mis amigos, ni siquiera puedo estudiar porque no estaba declarada y mi tío y mi abuela lo hicieron”, expresó con tristeza.
La adolescente precisa que se casó a los once años con un hombre 13 años mayor que ella, porque no aguantaba la situación, además de que así podía ayudar a su abuela llevándole comida.
“Me divorcié y ahora vivo con ella de nuevo, pero pienso irme a Santo Domingo a trabajar en una casa de familia, que me consiguió un primo, para poder hacerle la casa a mi abuela”, dijo.
Explicó que comen con lo que consigue su tío Guillermo, quien vive con ellas. En la casa no hay estufa, ni sillas, ni energía eléctrica, solo un fogón y dos camas tan deterioradas como la casa.
Yésica dijo que su abuela no recibe ayuda del resto de sus hijos y los dos que sílo hacen no ganan lo suficiente.
Impotencia
“Yo he querido que mamá viva en otra condición, pero no gano lo suficiente, nada más para darle qué comer cuando aparece”, dijo con voz de impotencia Guillermo Perdomo, hijo de Juana.
Asimismo, César, otro hijo que vive de la agricultura, explicó que la vida de su madre y sus hermanos ha sido difícil y dura, lo que no ha permitido que tengan una mejor condición. “Trabajo en el campo recogiendo guandules, habichuelas y maíz, y así me gano 200 pesos”, dijo.
Tres de los hijos de doña Juana residen en Santo Domingo, pero no se ocupan de ella ni aportan en su alimentación y medicamentos.
Miedo
Juana, viuda desde hace un año, teme que su casa pueda derrumbarse en cualquier momento. Una pared de tierra se cayó y hoy está hecha de cartón, hojalata y plástico.
“Cubro las pocas cosas que tengo con plásticos y me pongo en las manos de Dios”, expresó con las manos en su cabeza, al pensar si una tormenta tropical afecta su techo.
Dijo que padece de presión alta y que no cuenta con dinero muchas veces para comprar los medicamentos.
Doña Juana explicó que ha vivido en medio de burlas por su precaria condición y que su mayor tristeza es saber que por sus propios medios no puede cambiar su realidad.
Esperanza
Juana María, comentó que el senador de la provincia, Félix Bautista, se comprometió a repararle su casa y mejorar su condición de vida. “Aquí estuvo Félix, el senador. Él me dijo que me iba a ayudar. Yo tengo mucha confianza en él porque sé que hace buenas cosas por la gente pobre”, expresó. hijos procreados
HA RECIBIDO MUCHAS PROMESAS
Doña Juana María afirma que a sus 71 años no espera mucho de la vida, pero quisiera que los últimos años que Dios le tiene reservado, poder vivirlo de forma mas cómoda y decente.
Asegura que la vivienda que hoy ocupa fue construida hace 10 años por uno de sus hijos, pero esta carece de baño. Para hacer sus necesidades tiene que pedir a los vecinos que les permitanusar el baño de su vivienda.
Normalmente se baña en una ponchera en su casa, para no “molestar” tanto a los que residen más cerca de ella.
Dice que debido a la pobreza en que vive no puede cambiar su actual situación por sus propios medios, por lo que pide la ayuda de las autoridades para que vayan en su auxilio y le ayuden a cambiar su situación.
Por: Katheryn Luna.
Fuente: www.listindiario.com
