El acuerdo al que han arribado los presidentes de los partidos de la Liberación Dominicana y Revolucionario Dominicano, poniendo fin al escarceo entorno al centro de cómputos de la Junta Central Electoral, contribuye a eliminar ese innecesario ruido en la presente campaña electoral.
La solución acogida es la misma que desde el principio ofreció el doctor Roberto Rosario presidente del organismo, quien sigue demostrando ser un hombre con la entereza suficiente como para no dejarse intimidar, cuando de cumplir las funciones de su cargo se trata.
El impasse entorno al centro de cómputos fue un invento del equipo de campaña de Hipólito Mejía, que al evidenciar su descenso en las preferencias electorales, trató de buscar un segundo aire, creando una situación a la que nunca le vimos sentido pues las elecciones se ganan en las urnas y en los colegios electorales y no en el centro de cómputos.
A cuarenta y ocho horas de rubricarse el atinado acuerdo entre Leonel Fernández y Miguel Vargas, el candidato del PPH, había anunciado a viva voz que ¨ bajo ninguna circunstancia aceptaría la permanencia de Franklin Frías en el centro de cómputos ¨ y apenas a horas de la firma el doctor Salvador Ramos, delegado político ante el organismo electoral declaró a los medios que desconocía ese acuerdo calificándolo de “torpeza, negligencia, inobservancia en los reglamentos, falta de dedicación y orientación” a quienes organizaron este encuentro, con lo que se deja evidenciado que ambos fueron desautorizados por lo improcedente del cuestionamiento a un funcionario al que no se le han formulado cargos, ni imputado faltas en el ejercicio de sus funciones.
La salida adoptada, es la mejor expresión de que para ejercer la política se requiere ser reflexivos y de actuar con cabeza fría, sin dar palos a ciegas.
Hipólito Mejía se anota otro revés para ser sumado al corolario que viene acumulando desde su selección como candidato presidencial.
Danilo Medina sale ganando de este episodio, pues continuó dando muestras de ser paciente y de que actúa con madurez y sin precipitarse, dejando claro que el país tendrá en él, a un presidente sobrio y comedido, una vez asuma la presidencia de la República , tras su juramentación el próximo 16 de agosto, luego de ganar con amplio margen la cita del 20 de mayo.
Por Francisco Luciano
El autor es catedrática universitario y dirigente del PTD.