LOS TRES OJOS, SANTO DOMINGO ESTE.- Cuando adquirí en mi época estudiantil la Enciclopedia Britania fue algo como si hubiese descubierto de nuevo el Pico Turquino. Cuando limpio mis libros con una estopa siempre acaricio la Enciclopedia Británica como si fuera un hijo mío, porque me enseñó mucho en el camino de la vida.
Cuando he visitado la biblioteca del doctor Marcos Antonio Ramos en Miami, siempre tiene a la Enciclopedia Británica en un estante de libro especial con ruedas y todos los adelantos técnicos, para la referencia rápida y precisa. De esta forma, visitar la casa de Roberto Guzmán en Miami Beach tiene, a parte de la colección completa de Roque Barcia cuidada con ternura, su Enciclopedia Británica para la referencia útil. Allí hemos aprendido sobre Ceuta, Dios, la Virgen, en Diez, tu madre, y un sinnúmero de vivencias que también llaman a lo jocoso. Imagino que el doctor Guzmán que tiene un sentido de humor mejor que el de Pedrito Conde Sturla, debe estar sentado en la memoria de Ceuta, gracias a la Enciclopedia Británica.
Conocí a muchos amigos que se ganaban el sustento interdiario, honestamente, vendiendo la Enciclopedia. No sé si Otto Mañón vendió Enciclopedias Británica cuando caminaba por las calles dominicanas con un calizo en el pie derecho y una sandalia azuana en el pie izquierdo. Había que hacer malabares para convencer a alguien para que la comprara. Cuando leí el anuncio del abandono de seguirla publicando me recordó al fundador de Microsoft quien dijo que en diez años los diarios rotativos iban a desaparecer.
Ya uno de los más famosos de Washington comenzó su publicación en los medios digitales solamente. The Cristian Science Monitor. Muchos van por el mismo derrotero. Esas empresas grandes están perdiendo miles de millones de dólares en sus rotativas y ya el encanto de leer diarios impresos ha quedado como demodé en el mundo auyamado de hoy.
El anuncio hecho por la empresa editora Enciclopedia Británica sobre su decisión de abandonar el papel impreso como medio para difundir la enciclopedia más antigua en inglés, por todo lo que ello implica en términos tanto prácticos como simbólicos, ha de pasar sin duda como uno de los muchos hitos de la historia contemporánea que están marcando el fin de una era y el inicio de otra.
No es, por supuesto, la primera “víctima” de la revolución digital, pero es sin duda una de las más importantes. Y no sólo por los 244 años de publicación continua que se interrumpen, sino porque en el transcurso de todos esos años la Enciclopedia Británica se constituyó en la máxima síntesis y expresión de la acumulación de conocimientos lograda por la humanidad a lo largo de los milenios.
“Hay que ir donde están los lectores”, ha sido la razón expuesta por la empresa al justificar la medida, lo que ha terminado de despejar cualquier duda, si todavía hubiera habido alguna, sobre la magnitud de los cambios que se están produciendo alrededor de la palabra escrita. Tanto es así que ya no se considera una exageración, como hasta hace no mucho, la afirmación según la que estamos ante un cambio sólo comparable con el que se produjo con el invento de la imprenta.
Si esa suerte ha corrido nada menos que la Enciclopedia Británica… ¿qué podemos esperar los editores de libros, de revistas, de periódicos? Esa es, entre otras, una de las preguntas que se han desencadenado en el mundo relacionado con la imprenta. Una pregunta que ya nadie puede eludir so pena de dejar de existir tanto en el formato de papel como en el digital.
El mundo ha desarrollado tantas cosas importantes que dicen que un chiste digital se caracteriza con ser corto. Por ejemplo he aquí un chiste digital: “-¿Cómo va la vida sexual con tu nuevo esposo?-Pues estamos en tratamiento -¿En tratamiento? -Sí, el trata y yo miento.”
Un chiste de rotativa es del largo de una Enciclopedia Británica. ¿Nota usted la diferencia? Así es. Por eso la era de la algadara digital viene arrollando todos los mojones de la modernidad hasta que comiencen los controles. Y no serán vía control remoto sino… la imprudencia cibernética: “Mamá, mamá... ¿todos los niños tienen dos papás y dos mamás? No, nada más tú, porque eres bizco. Esa es una de las ocurrencias de la sublevación digital.
El que tenga oídos para oír que oiga.
Por la paz
Por: Daniel Efraín Raimundo.