Hijo consanguíneo de vendutera, hijo consanguíneo de un jornalero, con el color de la noche tiñéndome la piel, sin abolengo y sin fortuna, sin apellidos sonoros, puedo ser o no presidente de la República.

Los mejores comandantes del ejército Constitucionalista y del Partido Revolucionario, hicieron frente con valor espartano, bajo el tableteo de las ametralladoras, y ahí se escuchó mi voz, y no se escuchó la voz de los enemigos que, a posteriori, vienen a darles lecciones tardía de patriotismo al único partido y al único movimiento que ha defendido con las armas la soberanía, la libertad y la democracia de la patria.

Yo amo a mi pueblo, a mi país y a lo largo de toda mi vida he pagado un alto precio por eso, he recibido ataques feroces a veces frontales, a veces con veneno muy sutil como ahora, pero yo los perdono, mis adversarios pueden contar conmigo... con mi perdón.