Amigas y amigos:
Debo ante todo expresar a ustedes, jóvenes reformistas, y a las nuevas generaciones de líderes que concurren por primera vez a un evento del renacido, vivificado y mil veces glorioso Partido Reformista Social Cristiano, los sentimientos de mi más viva gratitud por el honor que me han dispensado, al invitarme a ocupar esta tribuna, prestigiada por personalidades de nuestra organización política, que en épocas pretéritas, abrigados bajo el manto protector de una unidad inquebrantable, sostenidos por el aliento inagotable de una lealtad sin dobleces y con una apuesta indestructible por el desarrollo de la nación, colmaron nuestra institución política, de victorias y hazañas electorales nunca antes registradas en la historia de la República, teniendo como único líder, mentor y guía, al orador irrepetible, estadista irreemplazable y mas grande adalid político nacido en la tierra Duarte, Sánchez y Mella, el inmenso y extraordinario gladiador reformista, el Dr. Joaquín Balaguer Ricardo.
La ciudad de Santiago de los Caballeros, santuario del patriotismo dominicano, se estremece de júbilo y de orgullo, al lucir desde hoy, como una preciada condecoración, este encuentro entre reformistas, teniendo como único testigo a Dios y a un floreciente liderazgo emergente, los cuales no constituimos, en modo alguno, rebaños de coyuntura, sino más bien, que apostamos fielmente por la consolidación de un Partido Reformista que no puede quedar atrapado en conflictos permanentes, que está obligado a encauzar un serio esfuerzo en renovarse y recomponerse, jugar definitivamente su rol de partido de la oposición, para servir a la nación, a la gloria de la República y contribuir con desinterés personal absoluto, a ensanchar el patrimonio de la Patria.
Me atrevería a sugerir, ante este majestuoso plenario, que reune a dos generaciones de reformistas, agrupados sin odios y sin rencores, pero que irreversiblemente apuestan sin reservas por el fortalecimiento del partido y la lucha del poder político, a que asumamos desde hoy, el más noble y digno compromiso que jamás hayamos acordado entre nosotros, desde la fundación del partido acaecida el 21 de junio del año 1963:
Por un lado, el liderazgo emergente, representado en la actitud intensa, la fuerza moral y la influencia poderosa de la juventud social cristiana, nos comprometemos a derramar juntos a ustedes hasta la última gota de sudor, si de ello fuere necesario, para conducirnos definitivamente a convertirnos con autentico orgullo, no solo en el mejor camino para gobernar a los dominicanos; sino que a las claras y a las vista de todo el mundo, levantemos una institución que esté a la altura de los tiempos, a la altura del futuro, una organización abierta a la sociedad, una entidad que pueda incorporar a sus filas a los mejores ciudadanos, y así consolidarse como el mejor partido de la República Dominicana.
Por el otro lado, el valioso liderazgo tradicional del partido, debe comprometerse desde hoy, a limar las asperezas, desechar las retaliaciones, olvidar los enconos, enterrar el hacha de la división, estimular un proceso de reunificación sin traumas, franco, sincero, basado en un eminente espíritu de desprendimiento y orientado hacia la consecución de un proceso de renovación partidaria, que reafirme, confirme y ratifique que el Partido Reformista es el principal partido de la oposición, para generar confianza y recuperar la credibilidad perdida, volver al poder, y enfrentar con uno de los nuestros, desde el solio presidencial, el deterioro de la economía, el aumento de la criminalidad, del narcotráfico, la corrupción, el desempleo, el vandalismo, la falta de vivienda y el alto de índice de pobreza que padece nuestro país.
Recuerden bien, que somos un coloso dormido. Necesitamos despertar y salir a las calles, tomar las plazas públicas con las banderas desplegadas, para cumplir con el compromiso histórico de seguir sirviendo desde el poder, a la nación redimida por Gregorio Luperón.
Compatriotas…..!. Los pueblos sólo siguen sin reservas a aquellos líderes que interpretan su índole, que traducen sus esperanzas, que aclaran su provenir y que Robustecen su fe.
Utilicemos la dosis de cordura y de sensatez que todavía existe entre muchos reformistas de todo el país, para que nos sobrepongamos a nuestras divisiones estériles, nos renovemos y nos dediquemos unidos a lograr un país digno del ideal duartiano: “Sed justo, lo primero, si queréis ser felices, pues ese es el primer deber del hombre, y sed unidos, y así apagareis la tea de la discordia y la patria será libre y salva.”
Muchas Gracias y que Dios los Bendiga a todos!
Debo ante todo expresar a ustedes, jóvenes reformistas, y a las nuevas generaciones de líderes que concurren por primera vez a un evento del renacido, vivificado y mil veces glorioso Partido Reformista Social Cristiano, los sentimientos de mi más viva gratitud por el honor que me han dispensado, al invitarme a ocupar esta tribuna, prestigiada por personalidades de nuestra organización política, que en épocas pretéritas, abrigados bajo el manto protector de una unidad inquebrantable, sostenidos por el aliento inagotable de una lealtad sin dobleces y con una apuesta indestructible por el desarrollo de la nación, colmaron nuestra institución política, de victorias y hazañas electorales nunca antes registradas en la historia de la República, teniendo como único líder, mentor y guía, al orador irrepetible, estadista irreemplazable y mas grande adalid político nacido en la tierra Duarte, Sánchez y Mella, el inmenso y extraordinario gladiador reformista, el Dr. Joaquín Balaguer Ricardo.
La ciudad de Santiago de los Caballeros, santuario del patriotismo dominicano, se estremece de júbilo y de orgullo, al lucir desde hoy, como una preciada condecoración, este encuentro entre reformistas, teniendo como único testigo a Dios y a un floreciente liderazgo emergente, los cuales no constituimos, en modo alguno, rebaños de coyuntura, sino más bien, que apostamos fielmente por la consolidación de un Partido Reformista que no puede quedar atrapado en conflictos permanentes, que está obligado a encauzar un serio esfuerzo en renovarse y recomponerse, jugar definitivamente su rol de partido de la oposición, para servir a la nación, a la gloria de la República y contribuir con desinterés personal absoluto, a ensanchar el patrimonio de la Patria.
Me atrevería a sugerir, ante este majestuoso plenario, que reune a dos generaciones de reformistas, agrupados sin odios y sin rencores, pero que irreversiblemente apuestan sin reservas por el fortalecimiento del partido y la lucha del poder político, a que asumamos desde hoy, el más noble y digno compromiso que jamás hayamos acordado entre nosotros, desde la fundación del partido acaecida el 21 de junio del año 1963:
Por un lado, el liderazgo emergente, representado en la actitud intensa, la fuerza moral y la influencia poderosa de la juventud social cristiana, nos comprometemos a derramar juntos a ustedes hasta la última gota de sudor, si de ello fuere necesario, para conducirnos definitivamente a convertirnos con autentico orgullo, no solo en el mejor camino para gobernar a los dominicanos; sino que a las claras y a las vista de todo el mundo, levantemos una institución que esté a la altura de los tiempos, a la altura del futuro, una organización abierta a la sociedad, una entidad que pueda incorporar a sus filas a los mejores ciudadanos, y así consolidarse como el mejor partido de la República Dominicana.
Por el otro lado, el valioso liderazgo tradicional del partido, debe comprometerse desde hoy, a limar las asperezas, desechar las retaliaciones, olvidar los enconos, enterrar el hacha de la división, estimular un proceso de reunificación sin traumas, franco, sincero, basado en un eminente espíritu de desprendimiento y orientado hacia la consecución de un proceso de renovación partidaria, que reafirme, confirme y ratifique que el Partido Reformista es el principal partido de la oposición, para generar confianza y recuperar la credibilidad perdida, volver al poder, y enfrentar con uno de los nuestros, desde el solio presidencial, el deterioro de la economía, el aumento de la criminalidad, del narcotráfico, la corrupción, el desempleo, el vandalismo, la falta de vivienda y el alto de índice de pobreza que padece nuestro país.
Recuerden bien, que somos un coloso dormido. Necesitamos despertar y salir a las calles, tomar las plazas públicas con las banderas desplegadas, para cumplir con el compromiso histórico de seguir sirviendo desde el poder, a la nación redimida por Gregorio Luperón.
Compatriotas…..!. Los pueblos sólo siguen sin reservas a aquellos líderes que interpretan su índole, que traducen sus esperanzas, que aclaran su provenir y que Robustecen su fe.
Utilicemos la dosis de cordura y de sensatez que todavía existe entre muchos reformistas de todo el país, para que nos sobrepongamos a nuestras divisiones estériles, nos renovemos y nos dediquemos unidos a lograr un país digno del ideal duartiano: “Sed justo, lo primero, si queréis ser felices, pues ese es el primer deber del hombre, y sed unidos, y así apagareis la tea de la discordia y la patria será libre y salva.”
Muchas Gracias y que Dios los Bendiga a todos!