La solución.- Carlos Morales no era problema para los reformistas de todos los bandos, que aceptaban ñaunque fuera con dolor de su almañ que no había mejor opción para superar el impasse de la división. Si se atiende bien, nunca se querelló contra nadie, ni alegó a su favor. Había guerra, pero ni siquiera oía los tiros. Se mantuvo distante, a que fueran otros quienes decidieran. Por eso ninguno de los grupos apuntó y disparó en su contra. Los recelos eran con otros. Se temía que Federico Antún Batlle pudiera reciclarse por su intermedio, puesto que si apoyaba esa fórmula, no era para hundirse. Amable Aristy Castro, que se asoció a esa salida, tenía sus reservas, y quería que se produjera rápidamente la coronación de Morales, de manera que Antún Batlle saliera de escena. Este, sin embargo, conoce ese partido, y por igual a su gente. Además de la ley electoral y los estatutos de la organización. Dijo que la convocatoria era para reformar los reglamentos y escoger a Morales, pero la convocatoria publicada en espacio pagado en los periódicos solo hablaba de estatutos y no de plancha de consenso...
La movida
Ninguno de los interesados en el consenso advirtió la movida de Antún Batlle, pues estaban atentos a los aprestos del otro bando para realizar las primarias. Me encontré con Aristy Castro en el cumpleaños del presidente de la Cámara Administrativa de la Junta Central Electoral, Roberto Rosario, y estaba molesto, pues en un programa de la tarde lo habían emboscado con la acusación de que quería poner a Morales Troncoso en la presidencia para limpiar el camino y repetir como candidato reformista. “Yo me respeto” rezongaba para sí y para quienes le quedaban cerca. Ramón Rogelio Genao, entre otros. Supe que más tarde se produjo un aparte y que el propio anfitrión Rosario le llamó la atención sobre la dificultad que existía de realizar dos asambleas cuando solo se había convocado una. Incluso, se le puso contra la pared al decírsele que los inspectores sólo atestiguarían el cambio en los estatutos y no en la proclamación de la plancha de consenso, que sería aprobada a su propio riesgo. Aristy entró en razón, y quedó bueno el cumpleaños del miércoles y la asamblea del domingo...
La lógica
No hay que decir que Antún Batlle se reía con las muelas de atrás, como el muchacho malo que los reformistas quieren y adversan, sin que estén claros los porcentajes de unos y de otros. Cuando se le pregunta la razón de esa bellaquería, responde con una lógica que se hace aceptable: si decía que era para adecuar los estatutos a la proclamación de la plancha de consenso, sin hacer dicha escogencia, la asistencia no iba a ser igual. Los reformistas estaban más interesados en lo segundo que en lo primero. El tiempo no era de sus preocupaciones, sino de otros. Incluso, se aprobó la fecha 9 de agosto porque era cuando estarían todos en el país: Aristy, Morales y Antún. De acuerdo ellos, conforme la Cámara Administrativa, el problema entre reformistas estaba resuelto, puesto que todas las facciones, por arte de magia, se sometieron a la legalidad. Los partidarios de las primarias se entregaron cuando la Cámara Contenciosa decidió en su contra. Morales anda al salto entre Nicaragua, Panamá y Washington, sin saber que Héctor Rodríguez Pimentel y compartes quieren hablar con él...
El problema
Héctor Rodríguez Pimentel tiene que olvidarse de que es nieto de Demetrio Rodríguez, un general de montonera, y rendir sus armas dentro del Partido Reformista. Su problema no es Federico Antún Batlle ni quienes ganaron la batalla de la asamblea o impondrán la plancha única, sino Alicia Ortega y su Informe, en cuyas entregas se comprueba lo que había develado esta columna. La lucha se daba entre la Franquicia y la Nómina. El fervor de los suyos tenía un origen conocido: un cheque de alta suma. Con ese “carisma” cualquiera es líder. Si no busca amparo en instancias mejor fortalecidas, su suerte está decidida. Agosto no está tan lejos...
Por Orlando Gil - 7/2/2009
Fuente: Lisitin Diario Digital
La movida
Ninguno de los interesados en el consenso advirtió la movida de Antún Batlle, pues estaban atentos a los aprestos del otro bando para realizar las primarias. Me encontré con Aristy Castro en el cumpleaños del presidente de la Cámara Administrativa de la Junta Central Electoral, Roberto Rosario, y estaba molesto, pues en un programa de la tarde lo habían emboscado con la acusación de que quería poner a Morales Troncoso en la presidencia para limpiar el camino y repetir como candidato reformista. “Yo me respeto” rezongaba para sí y para quienes le quedaban cerca. Ramón Rogelio Genao, entre otros. Supe que más tarde se produjo un aparte y que el propio anfitrión Rosario le llamó la atención sobre la dificultad que existía de realizar dos asambleas cuando solo se había convocado una. Incluso, se le puso contra la pared al decírsele que los inspectores sólo atestiguarían el cambio en los estatutos y no en la proclamación de la plancha de consenso, que sería aprobada a su propio riesgo. Aristy entró en razón, y quedó bueno el cumpleaños del miércoles y la asamblea del domingo...
La lógica
No hay que decir que Antún Batlle se reía con las muelas de atrás, como el muchacho malo que los reformistas quieren y adversan, sin que estén claros los porcentajes de unos y de otros. Cuando se le pregunta la razón de esa bellaquería, responde con una lógica que se hace aceptable: si decía que era para adecuar los estatutos a la proclamación de la plancha de consenso, sin hacer dicha escogencia, la asistencia no iba a ser igual. Los reformistas estaban más interesados en lo segundo que en lo primero. El tiempo no era de sus preocupaciones, sino de otros. Incluso, se aprobó la fecha 9 de agosto porque era cuando estarían todos en el país: Aristy, Morales y Antún. De acuerdo ellos, conforme la Cámara Administrativa, el problema entre reformistas estaba resuelto, puesto que todas las facciones, por arte de magia, se sometieron a la legalidad. Los partidarios de las primarias se entregaron cuando la Cámara Contenciosa decidió en su contra. Morales anda al salto entre Nicaragua, Panamá y Washington, sin saber que Héctor Rodríguez Pimentel y compartes quieren hablar con él...
El problema
Héctor Rodríguez Pimentel tiene que olvidarse de que es nieto de Demetrio Rodríguez, un general de montonera, y rendir sus armas dentro del Partido Reformista. Su problema no es Federico Antún Batlle ni quienes ganaron la batalla de la asamblea o impondrán la plancha única, sino Alicia Ortega y su Informe, en cuyas entregas se comprueba lo que había develado esta columna. La lucha se daba entre la Franquicia y la Nómina. El fervor de los suyos tenía un origen conocido: un cheque de alta suma. Con ese “carisma” cualquiera es líder. Si no busca amparo en instancias mejor fortalecidas, su suerte está decidida. Agosto no está tan lejos...
Por Orlando Gil - 7/2/2009
Fuente: Lisitin Diario Digital