New York.- Nuestro pueblo es folkloricamente genial. Aún en medio del dolor, él busca la forma de hacer algo jocoso, inventarse un chiste de todo, para terminar riéndose.
En este orden de comportamiento social, vemos la predilección que tenemos con corromper los patronimicos hasta de nuestros propios hijos, con tal de conjugar lo jocoso con el chiste, para que la situación derive en risa.
Así, a nuestro hijo Ramón, lo llamamos, mon, a nuestra hija Raquel, raque, a Manolo, Manolito, a Teresa, Tere, a fulana "el grillo" a fulano "kaliman o Chimbin" a menguano "el cojo" a menguana "la renca" a sutana "La gringa" y a sutano "El gringo o tres paticas" y así, de la A la Z.
En este orden, se dan casos inauditos: al participar como encuestador, en uno de los censos de población dominicana, me encontré en un campo de Barahona, el caso de una señora, que al preguntarle por el nombre de su esposo, con el cual había procreados cinco hijos en veinte años de matrimonio, me contestó "pelota" – sorprendido, le riposté - que eso no era nombre, sinó un apodo - a lo que ella me contestó – siendo así, entonces yo no se su otro nombre - Imaginese usted mi estupefacción. De eso hace 38 años y aún recuerdo intacto aquel momento como si fuese en celuloide.
El periodista Arismendy Calderón, en un artículo publicado el 18 de mayo del 2010, en el diario, HOY DIGITAL, nos dice: miles de dominicanos en barrios marginados, campos, ciudades, cárceles, oficinas públicas, escuelas, colegios y universidades del país son conocidos por sus motes y apodos. Y nos sigue narrando: El historiador y general retirado José Miguel Soto Jiménez enfoca la temática y asegura que el apodo en nuestro país se impone sin distinción de estatus ni clase.
“Es un apelativo de la picardía, de la gracia, la confianza, su peculiar forma de relacionarse, o designar virtudes, cualidades, malas mañas y vicios”.
Soto Jiménez refiere, "que entre nosotros, el apodo se hereda, se cultiva, se engorda, se traspasa".
Por eso, el “Pedro Conuco” o “Gran pendejo” del general Pedro Santana; “Pandora” o “Boba”, a Bobadilla; “Bois” al general Duvergé; “El Tuerto”, al general Juan de la Rosa Herrera; “Rabo Pelao” al general Merced Marcano; “Tito”, al general Francisco A. Salcedo. “Chombito”, al coronel Jerónimo de Peña; “Pepillo“, al presidente José Antonio Salcedo; “Venturita” o “Pasita“, al cinco veces presidente Buenaventura Báez, nombrado el “Jabao”; “Mai Teresa”, a su madre;“Baúl” a José Chanlate; “Hombre de la Folla“, a Luperón; “Lilís“ al dictador Ulises Heureaux.
El general Luperón le decía “Lilisie“; “Baña Perro”, le decían en Puerto Plata; “El Pacificador”, sus “Amigotes”. “Nublasón” o “El Negro”, sus enemigos, “Macabón” a uno de sus generales llamado Moisés Anderson; “Pablo Mamá”, a Pablo Ramírez. “El Chivo” al general Manuel Jiménez; “Antón“ al general Antonio Guzmán; “Perico“ a Pedro Pepín y a Pedro Salcedo; “Guayubín”, a Cirilo de los Santos; “Tolete”, a Pedro Celestino; “Jimaquem”, a Ramón A. Marcelino; “El Cacique”, al general Andrés Navarro; “Mon”, al presidente Ramón Cáceres; “Memé”, a Manuel Cáceres, su padre; Corderito”, a Casimiro Cordero; “Cabo Millo”, a Remigio Zayas; “Manolao”, al presidente Wenselao Figuereo; “Bolos”, a los partidarios del presidente Juan Isidro Jiménez; “Pasin”, al hijo menor de Demetrio; “Rabuses”, a los partidarios del general Horacio Vásquez, a quien a su vez le decían “La Virgencita de la Altagracia con chivas”; “Pancho”, al licenciado Francisco J. Peynado; “Mozo”, a su hermano Jacinto Bienvenido; “Quiqui”, al presidente Victoria, y “El Mocho”, a Cepín”.
Políticos que aspiran a cargos electivos utilizan motes y apodos para promocionar sus aspiraciones de llegar al Congreso Nacional, a una alcaldía o regiduría, o contra motes para atacar a sus adversarios.
Esta es la razón por la cual – no sigue diciendo Calderón - que a lo largo y ancho del país hay miles de abigarrados afiches diseminados, en los que se puede leer vote por “Pulgoso”, “Petete”, “Rico”, “El Diablo”, “El Zurdo”, “Mocarela”, “La Pinky”, “El Dajao”, “Memo”, “Gon”, “Polón”, “Avispa”, “El Zorro”, “Chiculín”, “Calva Loca”, “Come Goma”, “La Tranca”, “Monito”, “Chinguí”, “Cucuyo”, “Triquiñiqui”, “Bebeleche”, “Barbasucia”, “El Caballo”,"La tora" "La gata" “Mazorca” “Bazuca” “Pestañita” y “Chacho” "La cigua" "Chupete" "El gallo"etc., etc.
En ese tenor, la generación actual, vio cuando el PRD, practicamente batió al PLD, con el eslogan "los comesolos".
Como los historiadores y sociologos nuestros dicen que nuestra conducta es ciclica, razón por la cual no hemos avanzado (no nos hemos desarrollado) casi en nada con relación a otros pueblos mas jovenes, esa conducta cultural, la imagino en el pasado, y viene a mi mente que en 1912, en la epoca de Eladio victoria, sus partidarios lo recibian clamando "llegó don Eladio", llegó "don Eladio" y sus oponentes "llegó quiquí", "llegó quiquí"
De igual forma, en la epoca de los rabudos de Horacio Vasquez y bolos de Jimenez Grullón, los "patas prietas", contraatacaban a los patas blancas con "pata rajá", o sino con llegó "la chiva" por aquello de la Virgen de Altagracia con chiva.
En epoca posterior, correspondiente a mi generación, oí decir, que a Trujillo, sus oponentes –eso si calladamente- le llamaban "chapita" y cuando no el "chivo" y a Balaguer "asesino", o "muñequito de papel", eslogan que despues se demostró, que era totalmente falso.
A Magluta con el "turco" a Jorge Blanco con el "dientú" y al Dr. José Fco Peña Gomez con el "haitiano" y algunos en su malignidad, quisieron estigmatizarlo con: "llegó el mono" pero no pudieron porque sobre ellos se impuso, su talento, inteligencia e integridad.
Al de "llegó el mono" le contrapusieron "llegó el león" pero el león salió "afeitao" a tal punto, que en este tiempo muchos de sus colegionarios de antaño, actualmente lo adversan, porque como león al fin, deborara a los propios suyos.
Actualmente esta consuetudinaria se sigue, y vemos como a un candidato que tiene como eslogan "llegó papá" lo contratacan no con "llegó papo" sino con "llegó pepito". Y hay quienes ya estan haciendo para atacarlo, un libreto con los chistes y travesuras de pepito.
Ahora, a salido a relucir un "llegó mamá" como eslogan de campaña de la primera dama que también aspira a presidente, a la que solapadamente le llaman la "barby" cosa que ha logrado - dicen soterradamente - a fuerza de cirugías y salones" Pero sus oponentes, ya se han inventado unos contraeslogan, y son duros, pues ni siquiera para suavizar la cosa han querido el de "llegó Margot" o el de "llegó Mariquita, o mujer maravilla" sino el de "llegó maruja" por aquello de la bruja.
Siguiendo este patrón de conducta, no dudo que surjan otros eslóganes similares, como "llegó miguelete" "llegó miguelón" "llegó guillermito" "llegó pepitón" "llegó maruja", "llegó mariquita" "llegó la bruja", y otros tantos mas por el estilo.
Dentro de este festival, de precampaña presidencial para el 2012, he oído decir que a Rafael Alburquerque el actual vicepresidente le tienen preparado su "llegó Torombolo" por si acaso se lanza a la conquista presidencial.
¡Que le vamos a hacer! Son cosas de nuestro folklor. Así somos, y así seremos, por aquello de la recurrencia de ciclicidad que nos esclaviza y que nos ata a un pasado de atraso cultural, que no logramos superar.
La reelección, es una tara, que traba, romper esa recurrencia de ciclicidad de nuestra historia.
Entonces, que viva maruja, mariquita, pepito, pepitón, miguelón, Guillermito, y demás paladines de la democracia dominicana.
Por: Miguel Espaillat.