¡5 de julio de 1961!

En memoria de José Francisco Peña Gómez. ¿Cómo se escribe la historia democrática del país sin el 5 de julio de 1961? ¿Cómo se habla del proceso de la transición democrática sin mencionar el arrojo, la valentía y la decisión correcta históricamente, de venir al país a plantar la bandera de lucha contra los remanentes trujillistas? ¿Cómo se puede prescindir en la evaluación de los hechos históricos del papel desempeñado por la “Comisión de la Libertad”, integrada por Ángel Miolán, Nicolás Silfa y Ramón A. Castillo, en aquellos días tenebrosos que siguieron al ajusticiamiento del déspota con la presencia de Ramfis Trujillo en el país, y toda la maquinaria del crimen y el terror, intacta? El Partido Revolucionario Dominicano, fundado en el exilio en el año 1939, se constituyó en la fuerza política de lucha contra la tiranía de Trujillo, por la implantación de un régimen de libertades y de justicia social. El PRD tuvo desde su nacimiento una orientación y tendencia hacia la “izquierda democrática”, aglutinación de fuerzas en lucha contra las dictaduras de vieja data cuya obsolescencia demandaba cambios y transformaciones sociales.


El enfrentamiento contra Trujillo llevó al PRD a participar en acciones y movimientos de denuncias en todos los foros internacionales sobre las condiciones inhumanas y represivas de la dictadura dominicana. La decisión de venir al país, apenas semanas después de la muerte del tirano, estuvo plagada de peligros e incertidumbre. El profesor Juan Bosch sostuvo la tesis de que Trujillo, a diferencia del viejo dictador Somoza, no garantizaba la sucesión dinástica, que su muerte derrumbaba todo el aparato represivo e institucional del Estado, ya que el tirano concentraba el poder absoluto y no tenía continuidad en el contexto de su dominación absoluta y en el culto servil de la degradación ciudadana. Al ser Trujillo irrepetible, su ajusticiamiento creaba las condiciones inmediatas para a través de la lucha política pública, incorporar al pueblo a las demandas y conquistas de sus derechos tantos años conculcados. El Partido Socialista Popular en 1946 y el Movimiento Popular Dominicano en 1960, ejerciendo derechos democráticos, aceptaron las mínimas condiciones ofrecidas por Trujillo para desarrollar sus actividades políticas. En ambas oportunidades, el tirano usó como mampara una supuesta apertura con la finalidad de ganar tiempo, y luego, como lo hizo, reprimir a los opositores de manera sangrienta y cruel. Con Trujillo no podía haber ningún tipo de entendimiento ni se podían aceptar acuerdos que no conllevaran su desaparición. 

La gesta del 14 de junio de 1959, al fracasar militarmente, pero fructificar como ejemplo en la lucha de la resistencia y creación del Movimiento Clandestino 14 de Junio, dejó abierta la opción del ajusticiamiento como única salida para abrir las compuertas de la lucha de masas por sus objetivos y metas. El PRD, meses antes del ajusticiamiento del tirano, abrió un campamento de entrenamiento militar en las montañas venezolanas con el apoyo de Betancourt, cuya finalidad era combatir y matar a Trujillo. Los héroes que ultimaron al tirano la noche del 30 de mayo de 1961, tradujeron una misión histórica, plena de coraje, que permitió que el 5 de julio el PRD llegara al país a convocar a las fuerzas vivas de la nación a la lucha por la democracia verdadera y las reivindicaciones populares. El 5 de julio de 1961 es una fecha inolvidable en la memoria de la democracia y en la lucha por la libertad.

Por: Tony Raful.

Fuente: www.listindiario.com

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