SANTIAGO.- El abogado y comentarista de televisión José Jordy Veras Rodríguez sintió estar cerca de la muerte cuando encapuchados dispararon contra él mientras estacionaba su vehículo el pasado miércoles en el aparcamiento del canal 25, donde conduce un programa matinal. “Le decía a Dios yo no merezco morir así. Sálveme la vida por mis hijos”, declaró al matutino Hoy desde su lecho de la clínica Corominas.
El hijo del jurista Ramón Antonio –Negro- Veras dijo que no quiere acusar a nadie en particular por este hecho y que solo espera que las autoridades realicen una investigación amplia, aunque él suponga de donde se pudo haber originado.
“En nadie he cifrado mi objetivo, porque ese no es mi papel. Si cito a alguien caerán por esa vía y dejan de apresar al real culpable por una suposición mía”, señaló el convaleciente abogado, quien confía que el Ministerio Público y la Policía Nacional resolverán el caso.
Veras Rodríguez, de 41 años de edad, está casado y es padre de una niña de cuatro años y un niño de tres. Asegura que cuando esté completamente recuperado regresará a su ejercicio de abogado y de comunicador.
“No tengo compromiso con nadie, solo conmigo y mi familia, puedo continuar adelante. Cuando me recupere haré lo mismo. No cambiaré porque a alguien le interese. Si le dejamos el camino y espacio abierto a quienes no sirven en el país, los hijos nuestros ¿que van a encontrar?”, preguntó.
Pese a sus heridas en el cuello y la mandíbula, relató, sin perder su buen humor, los momentos espeluznantes que vivió ese día.
Explicó que el miércoles salió de su casa a las 6:15 de la mañana para el canal 25, donde conduce junto al periodista Randy Ortiz el programa Mañana Boreal.
“Ese día tomé la avenida Juan Pablo Duarte, luego Las Carreras, que es la ruta que tomo a diario y al llegar a la Hermanas Mirabal, en vez de seguir doblo la antigua General López, hacia el canal 25, porque tenía pendiente llegar antes de las 6:30 de la mañana”.
Al llegar a la calle 16 de Agosto tenía el vidrio de su vehículo abajo, pero mientras giraba e intentaba entrar al estacionamiento de la planta televisora, iba subiendo el vidrio y pudo ver un reflejo pero no visualizó a nadie en particular.
“Me salvó haber subido el vidrio; si me agarran con él abajo los disparos me dan en la cara desde primera instancia y no en el cristal”, comentó.
Fuente: http://www.elsiglo21.com
El hijo del jurista Ramón Antonio –Negro- Veras dijo que no quiere acusar a nadie en particular por este hecho y que solo espera que las autoridades realicen una investigación amplia, aunque él suponga de donde se pudo haber originado.
“En nadie he cifrado mi objetivo, porque ese no es mi papel. Si cito a alguien caerán por esa vía y dejan de apresar al real culpable por una suposición mía”, señaló el convaleciente abogado, quien confía que el Ministerio Público y la Policía Nacional resolverán el caso.
Veras Rodríguez, de 41 años de edad, está casado y es padre de una niña de cuatro años y un niño de tres. Asegura que cuando esté completamente recuperado regresará a su ejercicio de abogado y de comunicador.
“No tengo compromiso con nadie, solo conmigo y mi familia, puedo continuar adelante. Cuando me recupere haré lo mismo. No cambiaré porque a alguien le interese. Si le dejamos el camino y espacio abierto a quienes no sirven en el país, los hijos nuestros ¿que van a encontrar?”, preguntó.
Pese a sus heridas en el cuello y la mandíbula, relató, sin perder su buen humor, los momentos espeluznantes que vivió ese día.
Explicó que el miércoles salió de su casa a las 6:15 de la mañana para el canal 25, donde conduce junto al periodista Randy Ortiz el programa Mañana Boreal.
“Ese día tomé la avenida Juan Pablo Duarte, luego Las Carreras, que es la ruta que tomo a diario y al llegar a la Hermanas Mirabal, en vez de seguir doblo la antigua General López, hacia el canal 25, porque tenía pendiente llegar antes de las 6:30 de la mañana”.
Al llegar a la calle 16 de Agosto tenía el vidrio de su vehículo abajo, pero mientras giraba e intentaba entrar al estacionamiento de la planta televisora, iba subiendo el vidrio y pudo ver un reflejo pero no visualizó a nadie en particular.
“Me salvó haber subido el vidrio; si me agarran con él abajo los disparos me dan en la cara desde primera instancia y no en el cristal”, comentó.
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