El universo está rodeado de ondas electromagnéticas que permiten una comunicación cerebral a distancia, aunque mucha gente no lo crea, o no lo acepte.
Las ondas cerebrales viajan a la velocidad de la luz, chocan en determinados puntos del espacio y rebotan hasta alcanzar otro cerebro sincronizado con el nuestro, mientras otras veces el rebote de las ondas vuelve a nuestro cerebro permitiéndonos ver o sentir cosas que
están ocurriendo muy lejos de nosotros.
Es el mismo principio físico del radar: se emite un impulso electromagnético en forma de ondas senosoidales, las ondas chocan con cuerpos que tienen propiedades dieléctricas diferentes, se produce una reflexión que rebota con el mismo ángulo de incidencia, las ondas regresan en forma de eco hasta el cuerpo emisor, y el cerebro descodifica la señal recibida y la interpreta, a veces de forma consciente y otras veces de forma inconsciente.
Pero, porqué podemos anticipar cosas que aparentemente todavía no han ocurrido y asumimos que están por ocurrir, simplemente porque nos movemos en el universo como en un tren de ondas y viajamos en diferentes vagones, y lo que creemos ver anticipadamente, realmente ya está ocurriendo en otro vagón que va más adelantado en el tiempo, y el rebote de las ondas llega a nosotros, que vamos en un vagón temporal de atrás, y nuestro cerebro simplemente recibe la señal de algo que ya está ocurriendo, pero que por una paradoja de tiempo y espacio creemos que todavía no ha ocurrido. Luego, al enterarnos de que eso ya ocurrió, creemos que tuvimos una visión anticipada de lo ocurrido, pero realmente fue un reflejo de lo ya ocurrido. Parece ciencia ficción, pero es simplemente ciencia física.
Dos personas ubicadas en diferentes puntos del planeta tierra pueden comunicarse cerebralmente, sin proponérselo, simplemente porque en un momento determinado del tiempo sus cerebros están vibrando en la misma frecuencia y actúan como dos radios de comunicación que al activar uno
de ellos se emite una señal que llega al otro cerebro y éste recibe el mismo pensamiento en forma de ondas electromagnéticas codificadas que son inmediatamente descodificadas. Algunos le llaman presentimiento, pero en realidad es transmisión y recepción de una señal eléctrica,
cargada magnéticamente gracias al campo magnético de la tierra, la cual lleva una información mental codificada.
Suena el teléfono, y el hijo, que estudia en Japón, responde: hola mamá, me adivinaste el pensamiento, porque ahora mismo estaba pensando en tí e iba a llamarte. Eso pasa frecuentemente y la gente piensa que es coincidencia. No, no es coincidencia, es una onda electromagnética
que ha llegado al cerebro del hijo, antes de que el teléfono timbre, avisando al cerebro del hijo que la madre se quiere comunicar con él, porque antes de la madre marcar los números del teléfono de su hijo primero pensó en llamar a su hijo, y el pensamiento de la madre generó una onda que viajó medio mundo hasta llegar al cerebro de su hijo, y el cerebro del hijo la descodificó y supo que su madre quería hablar con él y de inmediato él también pensó en llamar a su madre, pero ahí mismo entró la llamada de su madre y le pareció una coincidencia.
Pero, cómo ocurre eso si la tierra es redonda y las ondas electromagnéticas sólo viajan de forma recta, pues simplemente porque las ondas emitidas por el cerebro llegan a la ionósfera, ubicada a más de 80 kilómetros de altura, rebotan, y desde ahí se esparcen como reflejos directos que llegan hasta extensas regiones del planeta, y la otra persona, que puede estar al otro lado del planeta, recibe casi instantaneamente la señal que ha viajado a la velocidad de la luz, y su cerebro la descodifica.
Pero, cómo es posible que un pequeño cerebro humano tenga suficiente potencia para emitir una onda electromagnética que llegue hasta la ionósfera y desde ahí rebote hasta cubrir toda la periferia del planeta, pues simplemente las ondas cerebrales de baja frecuencia se montan sobre las ondas electromagnéticas que circundan el planeta y esas ondas conducen nuestras ondas cerebrales hasta la ionósfera, donde la ionización las potencia de nuevo y las emite como potentes reflexiones que se extienden por los confines del planeta. Así de simple. Nuestras ondas cerebrales no llegan hasta la ionósfera por sí solas. Llegan montadas sobre las ondas electromagnéticas que nos circundan y que les sirven como medios de transporte. Como el río que
conduce los objetos hasta el mar.
Pero, porqué algunas personas pueden descodificar mejor que otras personas los rebotes de ondas que viajan en el tiempo y en el espacio, porque son brujos, no; porque tienen dones sobrenaturales, tampoco; porque son visionarios, menos; simplemente porque tienen un cerebro
que vino evolucionado genéticamente con la habilidad de captar y descodificar con más claridad las ondas electromagnéticas reflejadas en el espacio, las que han existido desde el mismo origen del planeta hace 4,567 millones de años, y porque los primeros organismos vivos, procariotas y eucariotas, comenzaron a familiarizarse con esas vibraciones hace 3,500 millones de años, y evolucionaron con ellas.
Son cerebros que traen algunas habilidades cercanas a las de los murciélagos, los cuales vuelan en la oscuridad por control cerebral gracias a que su cerebro emite una onda electromagnética, la onda choca contra un objeto y rebota, el rebote vuelve al cerebro en forma de eco y en función del tiempo que toma la onda en regresar al cerebro los murciélagos calculan a qué distancia está la pared de la cueva donde viven; y la emisión de múltiples ondas que producen múltiples rebotes multidireccionales les permiten construir una imagen espectral cerebral del lugar donde están y del lugar donde viven. Así pueden regresar siempre al mismo lugar habitado.
No es magia, es simplemente la descodificación evolucionada del eco de un impulso electromagnético emitido por el cerebro.
El cerebro es una maravilla de la creación y de la evolución, capaz de emitir señales que viajan por los confines del planeta llevando y trayendo informaciones de todo tipo.
Por: R. Osiris de León.