Leonel es el líder, Danilo el gerente: deben caminar juntos

Los partidos políticos en la República Dominicana, no se ha tenido una diferencia clara entre lo que es liderazgo y lo que es gerencia.

Hay personas que han querido ser líder y gerente a la vez, y otros que siendo gerente han pretendido transformarse en líderes, y por tanto, manejan el cambio, pero no lo lideran.

La confusión entre liderazgo y gerencia es de tal magnitud en el caso dominicano, que los directivos o ejecutivos de los partidos, así como los directores de las campañas electorales, con frecuencia también confunden sus roles. Consideran que el hecho de gerencial la organización o el proceso, les da aval para ir posteriormente por las candidaturas. Muchos son los que se han equivocado, ya que ignoran el hecho de que ambos roles conducen al desarrollo de unas cualidades y definición de una imagen. Una persona puede ser brillante en uno de estos roles, pero sin embargo, no califica o no logra los resultados esperados en el otro.

Los trastornos más trascendentes en la vida interna de los partidos políticos dominicanos se han producido cuando los gerentes han desafiado a los líderes. Para lograr el fortalecimiento del sistema de partidos de cara al futuro inmediato, es necesario hacer una separación en la naturaleza del trabajo político. Los partidos requieren de Escuelas de Formación de Lideres, pero también, de Escuelas de Formación de Gerentes.

La salida de Danilo Medina del lado de Leonel Fernández en el Palacio Nacional, aunque momentáneamente afectó la gerencia del gobierno, contribuyó al engrandecimiento y adecentamiento del liderazgo del gobernante. Quién atendía a los dirigentes del PLD para responder los asuntos del Estado, era Danilo Medina. El dirigente político supo construir la imagen “del compañero que resuelve y da la cara.”

A todas luces, Danilo cometió un grave error, confundió liderazgo con gerencia, consideró que por el hecho de que controlara una parte de la estructura administrativa del Estado, podía desafiar y ganarle a Leonel Fernández. John P. Kotter en su extraordinaria obra “La verdadera labor de un líder” (2007, p.14) aduce que “liderazgo no es lo mismo que gerencia, y la fuerza primaria detrás de un cambio exitoso, de alguna significación, es el primero, no la segunda. Sin suficiente liderazgo, aumenta grandemente la probabilidad de equivocarse y disminuye proporcionalmente la probabilidad de tener éxito.”

Leonel Fernández y Danilo Medina son dos productos diferentes. Ellos se complementan e inclusive desempeñan roles distintos en la propia organización política. No existen razones para que se enfrenten ni en el presente ni en el futuro. Danilo mueve y ejerce influencia sobre una parte de la dirigencia del PLD, pero con facilidad nos damos cuenta del hecho de que Leonel es el líder inclusive de los danilitas. Leonel es fundamentalmente un líder, y Danilo es esencialmente un gerente.

Kotter (p.20) precisa muy bien la diferencia entre uno y otro. “Hablo de liderazgo como desarrollo de una visión y de unas estrategias, conseguir gente que pueda ayudar esas estrategias y delegar poder en unos individuos para que hagan realidad esa visión, a pesar de los obstáculos. Lo anterior contrasta con gerencia, que significa mantener funcionando el sistema existente, planeando, presupuestando, organizando, administrando personal, controlando y resolviendo problemas. El liderazgo se manifiesta a través de las personas y de la cultura. Es suave y cálido. La gerencia funciona a través de jerarquías y sistemas. Es más dura y más fría.”

Por tanto, Danilo Medina erró al enfrentar a Leonel Fernández. Su estrategia debió ser permanecer a su lado gerenciando el Estado, y en el momento oportuno, podría llegar con el apoyo del líder. El momento en que se produciría el apoyo del líder al gerente, es históricamente impredecible, pero se produciría, como sucedió con Álvaro Uribe en Colombia, quien ante la imposibilidad constitucional de reelegirse respaldó a su colaborador Juan Manuel Santos, Ministro de Defensa de su gobierno, quien además había ocupado cargos importantes en otros gobiernos como fue el de Ministro de Comercio Exterior en el gobierno de César Gaviria, y Ministro de Hacienda en el gobierno de Andrés Pastrana.

Juan Manuel Santos estuvo consciente en todo momento de que el líder del Partido Social de la Unidad Nacional, era Álvaro Uribe, por tanto, su candidatura surge y triunfa, por el impedimento constitucional que tuvo Uribe para buscar la reelección por un tercer periodo.

Otro caso reciente que puede ser tomado como ejemplo, es el de Luis Ignacio Lula en Brasil, quien ante el impedimento constitucional para buscar la re postulación por un nuevo periodo, proclamó como su candidata a Dilma Rousseff, quien en el entonces se desempeñaba como Jefa del Gabinete del Gobierno, y anteriormente había sido Ministra de Energía.

Tanto Uribe como Lula participaron en la escogencia de los candidatos que debían sucederles en el poder, y eso facilitó el escenario para que pudieran comportarse, como en efecto lo hicieron, como promotores de esas candidaturas, llegando al punto de hablarles a los electores y pedirles que votasen por estos. La forma entusiasta como los presidentes de turnos presentaron a los candidatos, mandó al electorado un mensaje y una garantía de continuidad de esas gestiones eficaces.

Kotter (pp.20-21) subraya que la distinción entre gerencia y liderazgo no es ni arbitraria ni semántica. “Es, por el contrario, sumamente importante y fuente de gran confusión. El que confunda gerencia con liderazgo gerenciará el cambio, manteniéndolo, en consecuencia, controlado, pero no será capaz de brindar lo que se requiere para dar saltos más grandes y más difíciles.”

Kotter hace alusión a las trampas en que por lo regular caen los ejecutivos que no lideran: a) subestiman la necesidad de una coalición fuerte que dirija el cambio; b) solamente formulan planes o presupuestos, no visiones y estrategias para hacerla realidad; c) no comunican lo necesario casi en ninguna dirección; d) no eliminan bastantes obstáculos para que los subalternos puedan actuar a favor de la visión; e) declaran victoria antes de tiempo; y f) no institucionalizan los enfoques nuevos en la cultura de la organización.

Los planteamientos formulados por Kotter de inmediato me hicieron pensar en el resultado de las elecciones del 2000, en que a pesar del PLD haber hecho un buen gobierno, su candidato Danilo Medina no pudo articular una alianza electoral, ni siquiera alcanzó el 30 por ciento de los sufragios. Aunque los momentos históricos no son los mismos, ya que el liderazgo de Leonel en ese entonces era inferior al liderazgo y la influencia que ejerce hoy en la sociedad. Es importante recordar que el presidente Leonel Fernández respaldó la campaña electoral de Danilo Medina en las elecciones del 2000. Inclusive, el mandatario firmó un spot donde presentaba al candidato del PLD como un político capaz, portador de agudeza y velocidad mental.

Las aseveraciones de John P. Kotter, prestigioso estudioso del liderazgo, de inmediato me indujeron a pensar en los pronunciamientos de los presidentes y directivos de los partidos integrantes del Bloque Progresista que concurrieron aliados al PLD en las elecciones del 2004 y 2008, quienes han condicionado su alianza con el PLD para el 2012, a que Leonel Fernández sea el candidato. Pero, donde este reputado estudioso del liderazgo aflora luces que se relacionan con el caso objeto de este análisis, es cuando dice: “No se trata de que lo que llamamos liderazgo sea bueno y lo que llamamos gerencia sea malo. Simplemente son cosas distintas que sirven para cosas distintas. El propósito fundamental de la gerencia es mantener funcionando el sistema existente. El propósito fundamental del liderazgo es producir un cambio útil, especialmente no cuantitativo. Es perfectamente posible tener mucho o muy poco de cada uno de los dos. Con mucho liderazgo y poca gerencia se arriesga el caos; la organización puede desempeñarse. Con mucha gerencia y poco liderazgo la organización tiende a fosilizarse en una burocracia letal.”

Muchas veces me he preguntado, y les he requerido a dirigentes del PLD, que me expliquen las razones por las cuales esa organización política no implementa un plan de crecimiento que les permita asimilar al liderazgo social, político, profesional, religioso, empresarial y comunitario que les ha dado apoyo a su candidatura presidencial, y que ha sido determinante en los triunfos electorales del 2004 y 2008. La respuesta que he recibido en las mayorías de los casos, es que a Danilo Medina, quien tiene el control de una parte importante de la burocracia partidaria, no le interesa una apertura del PLD para que esas personas entren, ya que en sus mayorías son seguidores de Leonel Fernández.

Leonel Fernández ganó fácilmente las elecciones del 2008 sin tener a Danilo Medina a su lado. Danilo Medina, ni ningún otro candidato del PLD, por lo menos en el futuro inmediato, podrá ganar unas elecciones si no recibe un apoyo decidido, un endoso del liderazgo de Leonel Fernández.

Los líderes endosan respaldo, endosan simpatías y popularidad, única y exclusivamente cuando se sienten a gusto y son corresponsables de la escogencia de la candidatura. Los casos recientes de Colombia y Brasil, en que dos líderes se apoyaron en dos gerentes para darles continuidad a sus obras, deben ser ejemplos a tomar en consideración.

En el 1995 Jacinto Peynado fue escogido candidato presidencial en unas primarias del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), sin el respaldo del líder de la organización, el doctor Joaquín Balaguer, y la candidatura ni siquiera pudo despegar, ya que en los escenarios en que el líder estuvo presente, aunque quiso presentar el producto candidato con el propósito de persuadir a sus correligionarios para que les dieran el voto, se percibió que no se sentía a gusto, ni tampoco cómodo con el pedimento. Aunque Balaguer quisiera asumirlo, Peynado no era su candidato, y por tanto no era posible que lo hiciera ganar.

Dos años después de la derrota de 1996, fue que Jacinto Peynado comenzó a darse cuenta de que él había sido el responsable de su derrota, puesto que en vez de hacer los esfuerzos de lugar para ganarse la confianza y el apoyo del líder, lo que hizo fue desafiarlo.

Cuando se acercó el proceso electoral del 2000, el primero en proclamar a Balaguer como su candidato presidencial fue Jacinto Peynado, y de inmediato Balaguer reciprocó escogiendo a Jacinto como su compañero de Boleta.

Desafiar al líder principal de una organización es el error más grave que puede cometer un dirigente que aspire a convertirse en su relevo. Todos los que se han comportado de ese modo en la política dominicana, han fracasado. Jacobo Majluta enfrentó a José Francisco Peña Gómez, luego fundó un nuevo partido y terminó reducido. Fernando Álvarez Bogaert desafió a Joaquín Balaguer, abandonó al PRSC, y terminó reducido a la nada. Danilo Medina cometió el error de competir y desafiar al liderazgo de Leonel Fernandez, y aunque permanece en su partido, no tiene posibilidades de ganar las elecciones, aunque sea proclamado candidato, si no cuenta con el aval y padrinazgo de Leonel Fernández.

Danilo Medina es un hombre joven que puede esperar, es un político con muchas cualidades, y no debe apegarse a una fecha precisa en el calendario electoral, como su única o su última oportunidad. Pudiera ver hecho realidad su propósito de llegar a la presidencia de la Republica, siempre y cuando obre del modo siguiente:

Primero: Debe admitir que cometió un error;

Segundo: Debe hacer los esfuerzos de lugar para entenderse con Leonel Fernández y recuperar la confianza, armonía y amistad que existió entre ambos; y

Tercero: Debe sacar sus aspiraciones del calendario electoral, de modo que no se constituya en una retranca para que el PLD concurra en cada proceso electoral con el candidato candidata mejor indicado para competir y ganar.

En caso de que Danilo Medina reflexione y obre de manera inteligente, tomando en cuenta las sugerencias anteriores, pudiera llegar en su momento, a la Presidencia de la República. Por el contrario, de seguir actuando como lo está haciendo hasta el momento, seguirá siendo un dirigente importante dentro del PLD, con una cuota importante de control y de poder en la entidad, pero puede olvidarse de su sueño de coronarse como Primer Mandatario de la nación.

Quiero que esto quede bien claro: “En el 2012 el PLD solo gana con Leonel Fernández o con una candidatura cargada por Leonel Fernández, que pueda ser mercadeada como la continuidad de su obra, y que los electores perciban la existencia de un vinculo indisoluble entre el líder y el candidato o candidata. Es como darle garantía y seguridad al pueblo de que el líder seguirá cumpliendo con su misión, aunque la Primera Magistratura de la Nación haya sido transitoriamente delegada a otra persona.”

Cuando damos una mirada retrospectiva a los procesos electorales realizados en America Latina y el mundo en el siglo XXI, observamos que los partidos que ganan elecciones son aquellos cuya dirigencia y militancia no les imponen candidatos a la ciudadanía. Ganan los partidos que estudian minuciosamente al mercado electoral y les presentan el producto candidato o candidata que encaja en sus requerimientos y deseos. Cuando se quiere ganar, se busca que la candidatura tenga el bautismo del pueblo. El error más grave que puede cometer una organización política es cerrarle paso o negarse a presentar la candidatura con el perfil ideal.

Por el futuro del PLD, por el fortalecimiento de la democracia, y para la buena marcha de la Nación, lo más conveniente es que Leonel Fernández y Danilo Medina caminen juntos como sucedió en el pasado. Ambos se necesitan, y ambos se complementan.

Por: BELARMINIO RAMIREZ MORILLO.

Fuente: http://almomento.net

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