Lo que antes del 11 de septiembre del 2001, exceptuando a los nerviosos, era un placer, se ha convertido en una amarga experiencia, donde la desconsideración y falta de respeto campea a sus anchas. La Administración de Seguridad del Transporte (TSA) experimenta ahora con escáneres que permiten ver al viajero completamente desnudos, pero como en toda “democracia” te dan la opción a ser chequeado manualmente.
Tomar un avión para dirigirse a cualquier lugar es un martirio al cual el viajero no puede escapar, su condición mental se comienza afectando desde el momento que se propone hacer un viaje, solo pensar la tortura a que será sometido. El primer verdugo lo encuentra ordenando la fila que por amable que trate de ser no hay forma que no se le escape un gesto de agrura, la misma negatividad y predisposición se puede sentir en los mismos que hacen la línea, situación que no pueden evitar ya que la condición de pánico que se le ha impregnado es realmente fuerte, no existe el más mínimo ambiente de amabilidad como lo fuese antes del 9-11, ahora todos gruñen.
Se convierte la presión sicológica más fuerte que la físico, y hay que saber que el mismo es cruel y desesperante: un chequeo con rayos que pueden afectar tu salud al extremo de producirte cáncer, dependiendo las veces que te sometas a ellos, ¿podrá tener paz un viajante frecuente como este que escribe? Si por error te quedó algo de metal en tu bolsillo aun sea la hebilla de la correa, eres sometido al más brutal y ridícula rebuscadora, no queda una parte del cuerpo sin ser tocada, al compás de un corazón que late a todo dar por el terror, este trato transciende al personal de la TSA, todos te observan viendo en ti un posible terrorista.
Quien se atreva a emitir la más mínima palabra en el momento del cateo, corre el riesgo de ser sometido a prisión preventiva en el mismo lugar, caso que si uno no es bien representado en las cortes puede complicársele, esto está advertido claramente donde a cada dos pies se leen las advertencias en los aeropuertos.
Esto da mucho que pensar, los exiguos derechos ciudadanos han desaparecido por completo, con los efectos de los trágicos acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, se da el inicio de un nuevo orden mundial, de un solo golpe se ha implantado el absolutismo, se ha hecho un trabajo tan infame al extremo que la ciudadanía ha llegado a permitir el ultraje a cambio de una “seguridad” contra el terrorismo.
Por: Frank Rivera.
Richmond Hill, Queens NY.