El exclusivo ensanche Naco, camino a convertirse en un Guachupita cualquiera

¿Por qué Contreras dice esto? Porque el 73% de la población de Santo Domingo no dispone de alcantarillado sanitario, sino que los residuos cloacales van a "pozos filtrantes" que compiten con las fuentes de aguas subterráneas, tuberías de Inapa y y cisternas.
SANTO DOMINGO, República Dominicana.- “Naco, si no se hace alguna reingeniería o renovación, en 15 ó 20 años será como Guachupita, una cloaca pura”. La afirmación es fuerte, máxime si sale de boca del secretario del Ayuntamiento del Distrito Nacional, una persona con especialidad en organización territorial y medio ambiente, y con una vasta experiencia en el tema a que hace referencia.
Domingo Contreras hizo esa revelación en su conferencia: Gobernabilidad Local, impartida en el marco del seminario Gobernabilidad y Cohesión Social para el Desarrollo, que tiene lugar entre el viernes 2 y sábado 3 de diciembre en la Fundación Global Democracia y Desarrollo, Funglode.
Los asistentes se quedaron petrificados, no pueden imaginar que un sector, con inmuebles lujosos y costosos, vaya a terminar como lo que es hoy Guachupita, una letrina habitada. Y es que no es para menos, Santo Domingo, no sólo el Distrito Nacional -la zona que a él más le compete- no cuenta con alcantarillado sanitario (desague para inodoros, bañeras, cañerías de fregaderos), sino que toda esa agua, de un 73% de la población, va generalmente a los ríos Ozama, Isabela y al mar Caribe. Y en el caso de Naco, la situación es peor, porque además del problema de carecer de servicio de alcantarillado, no cuenta con área verde, lo que convierte a la zona en una bomba de tiempo ambiental.
“Los procesos de cambio van de la mano de la realidad económica y de los presupuestos de los países” dijo Contreras para explicar por qué no se han saneado ríos como el Ozama o Isabela, y en lugar de un pasivo ambiental, son convertidos en activos.
El hecho de que la ciudad se haya convertido en la meca de las torres, complica más la situación.
“La norma establece que esos pozos deberían estar a 20 metros uno de otro. Cada vez que una casa se convierte en una torre, en la ciudad de Santo Domingo, el pozo lo ponen a 10 metros. Y los últimos estudios demuestran que comenzamos a contaminar nuestras aguas subterráneas. Aquí hay un grupo de torres que el acueducto no construyó para ese servicio y se requiere que el pozo que se construyó para la torre sean las aguas que se usen para los servicios de esas viviendas. Pero no tenemos servicio sanitario. ¿Dónde van nuestras aguas servidas? Van al mismo subsuelo a donde están filtrando las aguas para el otro proceso (agua para el consumo humano, por ejemplo)”.
Acusa al uso intensivo del territorio como el principal causante de este desastre, por lo que cree que debe hacerse un uso intensivo de la tierra, pero concomitantemente con el uso de tecnologías que ayuden a mitigar la producción de gases de efecto invernadero, es decir, que los territorios, lejos de ser bombas de tiempo, se constituyan en escenario de innovación y oportunidades. En ese sentido recordó que en el Distrito Nacional hay cinco empresas comunitarias que entre otros servicios, se dedican esencialmente a limpiar y recoger los desechos sólidos de sus sectores.

En los últimos 50 años, la temperatura de Santo Domingo ha subido 1.5 grados Celcius porque, entre otros factores, el 24% del suelo está encementado.
De acuerdo con este especialista, el costo de construir el alcantarillado sanitario del Distrito es incosteable, puso como ejemplo el alcantarillado sanitario que se construyó para desaguar la laguna que había en la intercepción de la avenida Núñez de Cáceres y Gustavo Mejía Ricart, el cual dijo costó 1,200 millones de pesos, para un tramo tan corto de apenas unos cuantos kilómetros.
Sin embargo, a pesar de lo costoso de la obra, esos desechos van directo al mar, con lo que se contaminan los océanos. Lo ideal sería construir una planta de tratamiento de aguas residuales.
Contreras dijo que a los promotores ambientales, se les ha explicado la necesidad de tomar en cuenta el entorno de las torres que ellos construyen, pero que, sin embargo, no hacen caso, aunque -dice- entienden perfectamente el problema de construir grandes torres sin dejar espacio verde, sin servicio de abastecimiento de agua potable adecuado y de alcantarillado.
“Ellos lo entienden, porque ellos compran una villa en Casa de Campo, porque ellos saben el valor que tiene el medio ambiente”.
Contreras destacó la importancia del área verde en la ciudades y los diferentes sectores, espacios que dijo sirve como pulmones ambientales y para la convivencia, donde todos los ciudadanos tienen acceso y son iguales.
Sin embargo, los datos son tristes, mientras en la circunscripción número 1 del Distrito Nacional cada habitante cuenta con 16 metros cuadrados de área verde, en la circunscripción número 3, cada “habitante” apenas cuenta con 0.3 metros de área verde por habitante.
“Eso genera una tendencia a la violencia, a la exclusión, y no hablemos en términos educativos. Todo esto se va agrupando y se convierte en una pirámide de exclusión que termina en violencia... y el espacio público tiene la gran virtud de ser un motor de la cohesión social y de la equidad”.
No sólo cobrar, sino ofrecer servicios.

Domingo Contreras explicó que el impuesto a la vivienda suntuaria es un tipo de impuesto cuya finalidad, para los gobiernos locales, es saber cuántas personas viven en su demarcación y cuándo llega un nuevo habitante, de modo que las autoridades adecuén sus servicios al número de residentes permanentes, así como los visitantes, en caso que los haya.

“Si el ayuntamiento no tiene capacidad de gestionar fiscalmente el territorio, desde el punto de vista predial, no podrá ejecutar esa tarea. Y eso aquí se traduce en el impuesto a la propiedad suntuaria. El impuesto a la propiedad suntuaria es solamente cobrarle a las propiedades que tienen un valor X, el predial no es eso, el predial es un control del territorio, no sólo para fines fiscales -que es un tema esencial- sino para fines de organización y de control del territorio”.

En ese aspecto, el ADN no ha podido dar ese paso y consolidar la herramienta básica, que sería un catastro, “que es el instrumento que debe servir para la gobernanza de cualquier gobierno local”, dijo.


Si un gobierno local no tiene el control predial, no puede cumplir con sus objetivos de servicios

Manejo de los desechos sólidos

Sobre el manejo de los desechos sólidos, la principal prioridad de todos los ayuntamientos del país y mediante la cual se mide el nivel de eficiencia de éstos, Contreras aseguró que se a avanzado en esa materia, “pero sigue siendo un dolor de cabeza en República Dominicana”.

El especialista entiende que el peor error que se ha cometido desde la administración pública local ha sido ver el tema del medio ambiente independiente del económico, porque no es hasta ahora cuando se ha visto el potencial económico, tanto para los ayuntamientos como para las comunidades, que tiene la recolección, manejo y reciclaje de los desechos sólidos.
Fuente: Acento.com.do

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