Con dignidad y trabajo no todo está perdido

Se acercan las elecciones de mayo y nuevamente nos encontramos los dominicanos en medio de una cantidad de insultos; campañas fuera de tono; carentes de ideas y propuestas realistas de cambio y de mejora para nuestros ciudadanos.  En medio de las declaraciones de los candidatos y sus diferentes seguidores, tal vez lo que más brille por su ausencia son las posturas republicanas, de respeto a la institucionalidad del país, del estado de derecho y del imperio de la ley.

Solía presentarse en cada elección un amplio espectro de posturas y propuestas que enriquecían el debate y ofrecían una variedad de opciones para el electorado. Hace tiempo que esto no sucede. El espacio electoral se ha reducido al duopolio, a dos partidos políticos que procediendo ambos de un mismo vientre, han terminado proponiendo más o menos lo mismo, y gobernando de formas, propuestas y estilos similares.

Los votantes conservadores se han quedado sin una opción, debilitando el sistema partidario del país. El Partido Reformista Social Cristiano, que justamente representaba las ideas de amor a la patria, de presupuesto ordenado y sin déficits fiscales, de un modelo exportador poco dependiente de los organismos multilaterales, una sociedad que prioriza la familia, que valora el trabajo duro y rechaza el facilismo, la máxima dirigencia de ese mismo partido lo llevó a un retiro voluntario.

Es difícil promover estas ideas, los logros de los gobiernos reformistas y su modelo económico y social como solución para los problemas que afectan al país, y es que el partido ni siquiera ha consentido la presentación de un candidato propio, sino más bien se ha refugiado y escondido en los partidos mayoritarios. Reconocemos que esto no le hace bien a la democracia de nuestro país, no le hace bien al debate de ideas y propuestas.

  Encuesta tras encuesta, la sociedad dominicana muestra que ha perdido confianza en los partidos políticos que han gobernado en los últimos 15 años. En estas circunstancias, el PRSC tenía una oportunidad de posicionarse como el partido de las soluciones concretas a los problemas de los ciudadanos, como el partido que podía mejorar la complicada situación económica, y es que veremos claramente si importar quien gane las próximas elecciones a lo que nos ha llevado principalmente la Administración Fernández: con el alto endeudamiento; el desempleo; la criminalidad; la violación a las leyes; la corrupción.

La sociedad es más perceptiva que los políticos, y sabe que la situación económica no va bien. De acuerdo a los resultados de la encuesta de la firma Insight, recién publicada en este mes de marzo, el 38.6% de la población piensa que la situación de la económica empeorará en el próximo año, y otro 18.8% sostiene que no cambiará. Más de 50% no tiene una expectativa positiva de la economía, lo que hace muy difícil que esta gente pueda invertir o abrir su propio negocio. Si las expectativas no son buenas, el crecimiento económico que da el trabajo legal tampoco.

Voces de todos los sectores y lugares del país manifiestan estos sentimientos. Por ejemplo, la Coordinadora de Mujeres del Cibao, Raquel Rivera, dijo al diario El Nacional hace unos días que “el clientelismo político, las falsas promesas de los candidatos, así como las acusaciones y contra acusaciones de unos y otros es un medio para distraer y entretener, pues mientras esto sucede se incrementan no solo los artículos de primera necesidad de la canasta familiar, sino además los medicamentos, deteriorándose así la calidad de vida”.

  Esos son los temas que deberíamos estar discutiendo en esta campaña. Cómo bajamos el déficit fiscal; como aumentamos las oportunidades de empleo, especialmente entre los jóvenes; como mejoramos los niveles educativos. Es decir, ¿cómo logramos una economía más racional, con un Estado regulador y controlador, no interventor, y gestor de negocios e inversores? Las ideas y posturas del Reformismo tenían un papel muy importante que jugar en estas elecciones, ofrecer al electorado una propuesta diferente, superadora. Mimetizarnos y confundirnos con otros partidos no nos fortalece y no contribuye a un país que tenga también una alternativa que en reiteradas ocasiones ha promovido el crecimiento y sacado a nuestra nación de sus peores crisis. Nuestra tarea es ardua pero con dignidad y trabajo mantendremos nuestra propuesta de que no todo está perdido.

Por: Victor Bisonó.
El autor es diputado por el Distrito Nacional.

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