New York.- Papá no es quien malcría y permite que sus hijos actúen de forma desmesurada y medalaganaria. Ni mucho menos quien apoya vagabunderías y fomenta el descontrol sobre aquellos a quienes debe regular para evitar el caos y el libertinaje de actuación. Tampoco, es aquel que se coyunta para en contubernio con algunos tomar decisiones corruptas y malsanas que afecten al resto de sus hijos y los demás de la familia.
El mal ejemplo inductor del padre en una sociedad paternalista como la dominicana se presta para justificar desaciertos y corruptelas, también es la motivación que justifica todo tipo de medidas deleznables y poco serias que se toman por quienes en un momento dado desgobiernan el País y se hacen llamar papa por sus seguidores que lo único que buscan es que se les tome en cuenta en las corruptelas con el fin de sacar beneficios.
Las acciones de las locuras y corrupción que en el grupo que dirigió Hipólito Mejía en el cuatrienio todavía y por mucho tiempo las vamos a estar pagando tanto los hijos de Papá así como los nietos y tataranietos de ese señor. Pues, aparte de la corruptela de la “Pepecard” y el destino de los bonos soberanos que nadie sabe a ciencia cierta dónde fueron a parar, las consecuencias de haber tenido que chuparnos dos periodos de gobierno dirigidos por el malandrín de Leonel Fernández y su grupo de bandoleros; ha elevado a la máxima potencia los efectos causados por un padre irresponsable.
Solo ese hecho, que trajo estos lodos luego de remover los polvos de la corrupción incontrolable por una pendejada de disputa entre un Papá sinvergüenza y un banquero insensible y charlatán, dejaran plasmadas en la descendencia del Padre irresponsable y bandido las cicatrices emocionales que afectaran para siempre el desarrollo de toda la estirpe de una “familia” destruida y abortada en su formación.
Papá es aquel, que aunque sea tildado en un momento dado de mal padre por hijos inconscientes que no tienen la madurez de apreciar las medidas de control impuestas para su bienestar, no se deja manipular por grupos a su alrededor con el fin de lograr beneficios y privilegios exacerbados que causen grandes problemas a la casa de toda la familia.
Papá es quien siempre se muestra frugal y moderado en todas sus actuaciones al frente de la familia y quien no repara nientes si tiene que tomar decisiones drásticas para un mejor funcionamiento del grupo familiar. Esto, a los fines de asegurar un mejor futuro a los suyos y no pensando absolutamente en su propio peculio y el de sus más allegados o acólitos corruptos.
Es el que es capaz de sacrificios ingentes con el objetivo de sanear su entorno y lograr de esa forma verdadera coherencia en sus actos. No relajando con los asuntos trascendentales de la familia y que arriesgan la estabilidad de todos. El verdadero Padre, no se atrevería a mal ejemplarizar delante de sus hijos con chabacanerías y actuaciones altisonantes y desmesuradas y mucho menos acompañarse de personas desacreditadas.
El slogan politiquero de “llego papá” no es más que una desvirtualización de las funciones del padre. Es la prostitución de las actuaciones de quien está llamado a trazar las pautas correctas para el buen desenvolvimiento de la familia. Es la destrucción de la imagen que debe existir en el responsable de educar y llevar a feliz término los procesos de crianza de los hijos.
Por eso, es que pensamos, que dentro del limitado grupo de figuras públicas con la suficiente experiencia de gobernar la casa de todos y ejemplarizar como siempre lo ha hecho, tanto en su vida privada como publica y que además cuenta con los recursos y la logística necesaria para enderezar los entuertos peligrosos a que ha sido sometida la familia por filibusteros modernos en sociedad con malhechores locales e internacionales, la persona ideal para ocupar la Presidencia de la Nación, la tenemos disponible.
Alguien que siempre ha demostrado ser de bajo relieve ya que no le interesa el brillo suntuoso a estas alturas del juego y que estamos totalmente seguros de que sería capaz de inmolarse si fuera necesario con tal de revertir los tantos males creados por el falso papa y el beneficiario de esa maldita impronta, Leonel Fernández Reyna. Nos referimos sin ambages a Rafael Bello Andino, quien por mucho tiempo supo junto a su líder, ser un verdadero padre para la Nación. ¡Bello Andino Presidente!.
Por: Diómedes Sánchez
Ingeniero Dominicano Residente en el Bronx
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