Soy aficionado a las novelas de autores conocidos, la curiosidad de leerlos me han inclinado de manera casi exclusiva a ello. No obstante me he tropezado con un autor de la nobleza italiana del siglo pasado, cuya única novela escrita y publicada de manera póstuma me ha atrapado entre sus redes. A medida que me adentro en sus laberintos, me fascina ver como el autor maneja el cinismo de manera magistral.
"Gatopardo", está escrita totalmente en italiano, por lo cual he tenido que pasármela entre el traductor y sus páginas. Giuseppe Tomasi di Lampedusa, narra de manera espléndida la vida de aquel príncipe italiano que en el momento de la decadencia de la monarquía italiana luchaba por que aquellos cambios revolucionarios que pretendían llevárselo de paro, aparentaba que eran promovidos por él mismo.
Lo que se desprende de esta novela y que ha impactado en las ciencias políticas es la famosísima frase “si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie", de allí viene la expresión "gatopardismo".
Esa novela debió escribirse en nuestro país, las cosas siempre "cambian", pero quedan iguales. Lo que está sucediendo en la Liga Municipal Dominicana es la más fiel expresión del "gatopardismo" dominicano. Se promueve un cambio desde el mismo despacho del "flamante" secretario, pero todo sigue igual. Simplemente se cambiaron las formas de hacer las cosas, pero no las cosas.
El reparto indiscriminado de cargos, las canonjías, los gastos suntuosos, las asesorías costosísimas, la asignación de vehículos, la compra de voluntades y todo a lo que nos tenía acostumbrado durante doce años el anterior incúmbete, parece ser la regla aún.
El proceder agresivo del pasado secretario, ha cambiado por uno pasivo y hasta revestido de cierta ternura, pero la nómina sigue igual de cargada, preñada de higüeyanos, cuadros políticos, choferes, mega divas, compadres y "ahijados". Recientemente fue cargada con un grupo de "municipalitas" de nuevo cuño. ¿El cambio? las guayaberas de colores estridentes fueron cambiadas por sacos y corbatas. Allí se respira el mismo aire, pero con más perfume.
Antes se despachaba desde el aire o desde una estación de gasolina, ahora desde el "despacho" de adláteres, debido a que el helicóptero está dañado.
La burocracia crece, crece y crece, pero es de sobrada sapiencia del actual incúmbete que esos enjundiosos estudios y análisis en los que están gastando cientos de miles de pesos no podrán ponerse en práctica. La Liga Municipal Dominicana debe ser un instituto de capacitación y formación municipal, no una plataforma de aspiraciones políticas.
Humildemente le recomiendo al "primo" que si quiere aspirar debe poner primero las cuentas claras con el "cacique" y con el "doctor", pues no creo que la liga de para tanto.
Por: Lic. Víctor Feliz
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