Nueva York. Juan Pablo Duarte, fundador de nuestra República, ha sido y será el dominicano más grande en todos los aspectos y tiempos que ha tenido nuestra nación y Joaquín Balaguer, que siempre se preocupó por el bien del país, hoy en día es recordado y aclamado por las grandes mayorías del pueblo y declarado padre de la democracia moderna por el Congreso Nacional.
Balaguer, como un visionario experimentado y para asegurarle al país la continuidad del bienestar consideró en 1996 que “La candidatura del PLD es la mejor opción que tiene el electorado porque es la única que garantiza que los dominicanos, sin excepción, puedan vivir bajo un régimen de convivencia civilizada”.
Como hijos obedientes, los balagueristas deben integrarse, apoyar y votar por el candidato presidencial del PLD, licenciado Danilo Medina, como lo hizo Balaguer para “cerrar el camino malo” que representa el PRD-PPH e Hipólito Mejía y así poder continuar con el desarrollo sostenido en el país.
Los buenos y genuinos balagueristas tienen que estar con el candidato del PLD, ya que ese apoyo de Balaguer, exclusivamente al PLD, no lo hizo de manera coyuntural simplemente, sino en forma trascendental para trazar un camino a la posteridad.
Por esa razón es que cuando ya el partido morado tiene su candidato oficial, en los balagueristas se produce un desprendimiento para apoyarlo, porque esa fue la herencia política que el gran líder les dejó a sus seguidores.
Danilo es el único, entre los aspirantes presidenciales del país, que verdaderamente presenta un programa de gobierno de interés general y con propósitos claros, reales y definidos para combatir la delincuencia, reducir la pobreza, evolucionar la educación, desaparecer la inseguridad ciudadana, garantizar la salud, solucionar la electrificación y transporte, entre otras conquistas.
Por eso los balagueristas lo han aceptado como bueno y valido, porque viene a llenar los requerimientos que la sociedad reclama. Yo haré un acto patriótico votando por Danilo, tomando en cuenta el funesto gobierno de Hipólito, cuya gestión el pueblo la calificó como el “cuatrienio perdido” por catastrófico, atropellante e incompetente” que comprometió la estabilidad nacional, paralizó el desarrollo del país y lo quebró.
Por Ramón Mercedes.