¿Quienes votarán por mí en el Doce?

Y bien, ya algún amigo me sugirió que no me lanzara a la reelección. Me argumentó que me sería muy dificil subir esa loma que mis contrarios construyeron en el 10 y que representan 63 escaños en la Cámara, seis en el Senado y un montón de Gobernaciones y congresos estatales. Le dije que eso era una verdad. Que si, pero que igual o parecido le había ocurrido, primero a Reagan y luego a Klinton en las elecciones de medio término. Y que, no obstante, ambos ganaron la reelección.



Estoy analizando ahora los factores que me dieron el gran triunfo en el Ocho, y veo que algunos de ellos pueden haber ya desaparecido. Es indudable que ya no soy, como fui entonces, la gran novedad en la política americana y la esperanza del gran cambio. Y aunque todavía sigo subiendo a brinquitos a la tribuna y a brinquitos bajando de aviones y elicópteros, los televidentes ya no me ven tan joven y deportista como entonces. Es que no es lo mismo una exitosa campaña electoral por la Presidencia. Que ejercer una Presidencia tan cargada de dificultades. y en medio de una gran crisis económica. Ya me han salido algunas canas y pienso que quizás, de aquí al doce, quiera presentarse también alguna arruguita.

Ahora, no estoy muy seguro de si los hispanos, en gran número, votarán por mí. Veo que sus voceros pro inmigrantes están disgustados y no entienden que en América, estos asuntos de la inmigración los resuelve sólo el Congreso y que el Presidente poco puede hacer en este asunto. Esto, además de que mis contrarios tienen ahora, entre otras mejoras, una Gobernadora hispana en Nuevo Méjico y un nuevo y ya muy mentado Senador hispano en Washington.

En cuanto a los afroamericanos, que votaron por mí en más de un Noventa por ciento en el Ocho, y que parece que se quedaron dormidos en el Diez, no los veo muy entusiasmados. Se que algunos ni me consideran uno de ellos. Y yo que pensé que en Liberty City y vecindarios similares en toda la nación, surgirían muchachos imitando mi modo de hablar y de vestir... y motivados a repetir en sus jóvenes vidas, mi trayectoria universitaria y política.

Los judioamericanos que en el Ocho votaron por mí en su gran mayoría, con esto de la airada reacción de Netanyahu y otros, a mis discursos sobre la cuestión Palestina, es posible que estén renuentes a votar por mí en el Doce. Por supuesto que faltan bastantes días para saber exactamente esto. Y pienso que mi amigo Soros permanece a mi lado.

Y ahora andan con el cuento de que yo dije que éste ya no es un país cristiano. Yo, exactamente no recuerdo cuando pude decir algo que sonara a esa afirmación. Y estoy viendo multiplicarse las manifestaciones públicas donde se resalta el pensamiento cristiano de los Padres Fundadores de esta nación, y se argumenta contra los que quieren quitar de la moneda la inscripción En Dios Confiamos.

Nada, que no se va a acabar el mundo porque yo sea un Presidente más de un solo período. Que así fueron también, Busch padre quien está muy tranquilo en Texas organizando su Biblioteca Presidencial y Jimmy Carter que ha desarrollado una activa y muy polémica actividad pacífica internacional; y una muy humanista y elogiada labor con su Fundación Habitat for Humanity.

Yo por mi parte pienso que, con mi juventud y mis recursos intelectuales, podría hacer una buena labor entre mis hermanos de raza. Y ya me sentiría yo muy complacido, si al menos lograra con mi labor, que los jóvenes de Liberty City, en Miami, y vecindarios semejantes en otras ciudades, abandonaran ese maldita costumbre de usar el pantalón colgando a media nalga y mostrando casi todo el calzoncillo.

Un abrazo,

Tiberio

Por: JOSÉ T. CASTELLANOS.

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