Si de algo estoy convencido, es  que la misión ordinaria  de cada ser humano,  es sumarse a la obra del padre, rescatando almas. Y protegiendo todas las formas de vida existente.

Y el camino mas óptimo para acercar las masas a los misterios de la espiritualidad, es  rescatarlas de las miserias.

Porque un individuo, con hambre y lleno de necesidad, sus urgencias le imposibilitan tener la paz espiritual que le acerque a su Dios, todo lo contrario.

Y esa es la gran desgracia que representa la corrupción. Porque la corrupción es la principal fuente generadora de miseria.

Es apropiarse de los recursos de todos, que deben ir al beneficio de la comunidad, a erradicar la miseria de la gran mayoría, para unos cuantos, nadar en una super abundancia  diabólica, injusta y muchas veces desmedida.

Por eso los que tenemos certeza de nuestra naturaleza divina. Y de nuestro compromiso con el creador, con nuestros hermanos encarnados, no podemos ser indiferentes al drama social. Y estamos en la obligación de participar en política.

Por siempre se ha establecido que la conciencia,  es la presencia de Dios en el hombre. Por eso, siempre, en cada momento e instante, sabemos lo que esta bien y lo que no.

De manera que no tenemos excusas de sumarnos al mal, porque íntimamente sabemos que lo es.

Escuelas filosóficas y teológicas  evolucionadas han planteado que tus actos son los que determinan tu destino. Que nadie te juzga, ni nadie te condena, sino tus actos.

Porque cada siembra tendrá a su tiempo su respectiva cosecha. Y ese es el origen de las suertes o desgracias que nos llegan  en nuestra existencia.

De manera que la indiferencia ante el drama social, es una siembra que con el tiempo tendrá su respectiva cosecha.

Bien dijo el Maestro Jesús; Conoceréis la verdad y la verdad os hará libre¨.

 Por: Milton Olivo