A Leonel nadie le Fía, porque nadie en él Confía

Durante todo el siglo 20, uno de los grandes atributos del ciudadano dominicano era el valor de su palabra, el crédito de sus promesas y la confianza en sus ofertas.

Ello le permitía a dos ciudadanos hacer cualquier negociación o transacción, solamente de palabras, sin recibos y sin contratos, porque ese acuerdo de palabras valía más que cualquier contrato, al extremo que el dominicano “cogía fiao” de palabra y pagaba puntualmente para honrar su palabra. El dominicano se sentía orgulloso al decir “yo soy un hombre de palabra”.

Pero desde finales del siglo 20, Leonel Fernández se ha encargado de restar valor a la palabra empeñada del dominicano, porque Leonel ha entendido que la demagogia puede ser eterna, que la mentira tiene origen, pero no tiene fin, que las promesas incumplidas pueden ser sustituidas por otras promesas que tampoco van a ser cumplidas, y que los ciudadanos dominicanos somos unos “borregos tarados” que lo único que debemos hacer es olvidarnos hoy de las promesas de ayer.

Leonel ha prometido miles y miles de cosas que nunca ha cumplido, pues prometió cambiar las tinajas por neveras y eso quedó en simples quimeras, ha prometido a la gente presas que sólo existen en su mente, ha prometido autopistas y carreteras en Navarrete y en San Francisco de Macorís que se han quedado en larga espera, ha prometido decenas de veces resolver el problema eléctrico y lo que ha hecho es empeorarlo con una incapacidad que ha colmado la paciencia de la gente.

Leonel prometió convertir a Santo Domingo en un Nueva York chiquito, y dicen algunos que nos ha convertido en un Haití grande, prometió convertir a Samaná en la Mónaco del Caribe, y cuando usted entra a Samaná sólo ve aguas sucias y cargadas de basuras, lo cual es una barbaridad.

A cada comunidad a donde Leonel va promete cosas que olvida tan pronto abandona a esa pobre comunidad, y basta recordar las promesas que recientemente hizo en Pedernales y en Elías Piña, donde en cada sitio prometió invertir cientos de millones de pesos y todavía no llega el primer centavo público, aunque sí ha llegado El Cólera.

Desde el año 1996 Leonel ha prometido incrementar la inversión porcentual en la educación y hasta el día de hoy somos el país iberoamericano con menor inversión en educación, porque hemos estado invirtiendo apenas el 1.8% del PIB cuando los demás países invierten por encima del 2.1% del PIB, incluyendo 10 países de la región que invierten por encima del 4% del PIB y Cuba invierte el 13.6% del PIB.

Esa es la razón de que el 90% de los estudiantes dominicanos de tercer grado que participaron en la prueba SERCE de los países latinoamericanos, calificaran para el primer grado de la primaria, mientras el 54% de los estudiantes cubanos calificaran para cuarto grado de la primaria. Cuba quedó arriba en todas las pruebas y Rep. Dominicana quedó abajo en todas las pruebas. Y esa fue una vergüenza regional que debimos soportar cuando Leonel viajó recientemente a la Argentina y tuvo que firmar un amplio documento que contiene esos demoledores datos.

Es por ello que la sociedad civil reclama en las calles que Leonel cumpla con la Ley General de Educación, No. 66-97, que establece una inversión mínima en educación de un 4% del PIB, y como sus ministros no han podido persuadir a la sociedad de que eso no es posible porque “el gobierno no tiene dinero”, pero demuestra tener dinero para un metro que se pasa todo el día con sus vagones vacíos, ahora Leonel ha intentado dormir a la sociedad civil con una promesa de subirle a la educación su porcentaje en el PIB, pero para el 2016, lo que la sociedad civil ha rechazado en su misma cara, por tratarse de una falsa promesa cimentada en un “FALSO DEBATE”.

Y es que a Leonel Fernández ya nadie le fía, porque nunca paga, ya nadie le cree porque nunca cumple, y ya a nadie duerme porque la gente comienza a despertar del largo letargo en que Leonel ha mantenido a este pueblo que siempre creyó que la palabra empeñada del Presidente de la República era palabra sagrada que debía ser siempre respetada.

La sociedad civil le ha dicho a Leonel que nada de promesas para la educación, porque al metro Leonel no le hace promesas, sino que le entrega todo cuanto se requiere, aunque 14 kilómetros de metro de la línea 1 le hayan costado a Leonel más de 1,200 millones de dólares, mientras a los franceses 22 kilómetros de metro le acaban de costar 205 millones de dólares.

Eso quiere decir que mientras a los franceses cada kilómetro de metro les cuesta 9 millones de dólares, a Leonel cada kilómetro de metro le cuesta 86 millones de dólares. Por lo menos en algo superamos a los franceses y creo que Leonel debe sentirse muy orgulloso de nuestra superioridad en los costos del metro y de nuestra inferioridad en las pruebas de los estudiantes latinoamericanos.

La sociedad civil dominicana no quiere promesas en educación, sino que se cumpla la Ley que establece el 4% del PIB para la educación, y si para ello Leonel tiene que eliminar las nominillas y las botellas, pues que las elimine; si para ello Leonel tiene que eliminar las sobrevaluaciones en las obras públicas, pues que elimine esas mega sobrevaluaciones, o si para ello Leonel debe renunciar, pues que renuncie y entregue la antorcha a otro ciudadano que sepa mejor administrar los impuestos que todos debemos pagar.

Es cuestión de eficiencia y conceptualización administrativa, pero al parecer en el palacio nacional no hay nadie que sepa conceptualizar cuando se trata de optimizar el presupuesto nacional para darle a la educación lo que establece una Ley General.

A Leonel ya nadie le fía, porque nadie en él confía.

Por: R. Osiris de León.

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