El poder del consumo consciente para cambiar el mundo. Ya todos somos conscientes de que la crisis nos afecta. La crisis medioambiental y climática, la crisis económica… ¡La crisis de sentido!
La más reconocida: la económica. Hasta los pequeños saben de ella… Lo que no está tan claro es nuestra participación directa.¿Participamos de la economía globalizada? Sí, todos compramos y/o vendemos.
Miremos ahora las etiquetas de diferentes productos que hayamos adquirido y veamos dónde han sido fabricados… Sí, definitivamente, también participamos de esa economía globalizada. Cuando hablamos de “globalización” hablamos de esa red invisible que nos conecta a todos en este planeta. La idea no es nueva, pero nunca fue tan manifiesta como ahora.
Miremos ahora las etiquetas de diferentes productos que hayamos adquirido y veamos dónde han sido fabricados… Sí, definitivamente, también participamos de esa economía globalizada. Cuando hablamos de “globalización” hablamos de esa red invisible que nos conecta a todos en este planeta. La idea no es nueva, pero nunca fue tan manifiesta como ahora.
Tenemos un sistema de organización económica que impone sus leyes por todo el planeta. Es el llamado Neoliberalismo, que no es más que un capitalismo salvaje donde lo único que tiene valor e importa es el dinero y el mercado. Así tenemos que hay libertad para comerciar por todo el mundo, libertad para el movimiento del capital y libertad para poner las fábricas en cualquier parte del mundo.
Obsérvese que mientras el capital, es decir, el dinero, se mueve libremente por el planeta, a los seres humanos se les ponen cada vez más impedimentos y barreras, llegando a la criminalización sistemática de la emigración.
Obsérvese que mientras el capital, es decir, el dinero, se mueve libremente por el planeta, a los seres humanos se les ponen cada vez más impedimentos y barreras, llegando a la criminalización sistemática de la emigración.
Así podemos entender cómo funciona la cosa: un empresario neoliberal decide enriquecerse en base a un producto X. Pone sus fábricas en un país empobrecido donde explotará a los más desfavorecidos, principalmente niños y mujeres. Así el producto sale muy, muy baratito….
Ahora se lo llevará a los lugares más enriquecidos económicamente y, después de una exitosa campaña publicitaria donde nos habrá convencido de la necesidad de poseer dicho producto, nos lo venderá habiendo centuplicado su valor económico y obteniendo gran beneficio.
Para finalizar el proceso, parte de estos beneficios los esconderá, literalmente, en un paraíso fiscal, que para eso están… Por el camino de todo este proceso habrá dejado un rastro de explotación, violaciones de Derechos Humanos, daños al medioambiente, etc. Y es que, en este sistema depredador y especulador, lo único importante es el mercado y los beneficios…
Ahora se lo llevará a los lugares más enriquecidos económicamente y, después de una exitosa campaña publicitaria donde nos habrá convencido de la necesidad de poseer dicho producto, nos lo venderá habiendo centuplicado su valor económico y obteniendo gran beneficio.
Para finalizar el proceso, parte de estos beneficios los esconderá, literalmente, en un paraíso fiscal, que para eso están… Por el camino de todo este proceso habrá dejado un rastro de explotación, violaciones de Derechos Humanos, daños al medioambiente, etc. Y es que, en este sistema depredador y especulador, lo único importante es el mercado y los beneficios…
¿Y qué tiene que ver todo eso con nosotros? Bueno, nosotros somos los que damos la aprobación a estos comportamientos cada vez que compramos y consumimos uno de estos productos.
¿Y qué podemos hacer para cambiar las cosas? Mucho… con una sola y absoluta condición: la de la no-violencia. A partir de ahí el mundo es nuestro.
Hoy en día es fácil acceder a la información para encontrar aquello con lo que más resonamos, a través de multitud de entidades y personas que están trabajando honesta y coherentemente.
También podemos empezar por lo más cercano, las famosas “R”: Reciclar, Reparar, Reutilizar y la más importante, Reducir el consumo, porque nuestro mundo es finito y lo estamos agotando.
Contamos, además, con otras tres “R” muy importantes: Respeto a uno mismo, Respeto a los demás, Respeto al planeta. Y es que si nos respetamos a nosotros mismos, ¿cómo no vamos a hacerlo con los demás y el planeta?
A partir de ahí, tener muy claro que, como consumidores, somos el motor del mercado, que cada elección de compra que hacemos es un mensaje claro y directo al mundo empresarial. Es urgente y necesario que todos nos convirtamos en Consumidores Responsables, liberándonos de la seducción publicitaria y aprendiendo a ejercitar nuestro libre albedrío para potenciar un sistema económico y empresarial que sea respetuoso con los seres humanos y el planeta. Como ejemplo, tenemos a nuestra disposición las tiendas de Comercio Justo.
Y para empezar a cambiar las cosas, hacerlo aquí mismo. Por ejemplo, es cada vez más fácil, gracias a la sensibilización de los consumidores, acceder a productos de cultivo ecológico, tanto en mercados como en redes de consumidores, y de esta manera logramos potenciar el mercado y la economía local a la vez que protegemos nuestra tierra.
Si buscamos un poco, vamos a encontrar multitud de iniciativas en las que poder participar.
Estamos en un tiempo globalizado, en el que perdemos todos o ganamos todos, y para ganar sólo hace falta que cada uno haga su parte, que reconozcamos nuestro propio y excepcional potencial y nos animemos a expresarlo y compartirlo con el resto de la Humanidad.
Así conseguiremos ser el cambio que queremos ver en el mundo… y lo demás irá llegando… La asociación Oikos ofrece talleres de sensibilización en ámbitos educativos para comprender la Globalización.
Por: Conchi Aranda
Por: Conchi Aranda
