WASHINGTON, AFP.- Si el límite legal de la deuda de Estados Unidos no se incrementa para el 2 de agosto, el país habrá agotado todos los recursos para mantenerse por debajo del techo alcanzado, lo que obligará a muchos a tomar decisiones draconianas.
-El Tesoro deberá renunciar a ciertos pagos.
Ya es seguro: si el techo de la deuda sigue siendo de 14,29 billones de dólares, el Estado federal deberá elegir cuáles deudas pagar y cuáles postergar. Por el momento, nada ha adelantado sobre sus prioridades. Si optara por respetar sobre todo a los acreedores, deberá de todas maneras continuar acudiendo a los mercados. Pero el gobierno teme que los acreedores duden en financiar a un Estado en tan mala situación. Luego habrá que elegir qué carteras seguir financiando y en qué proporción.
Según el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, más de 40% del gasto público tendrá que ser suprimido de la noche a la mañana. "En realidad eso sería el caos", estima el Bipartisan Policy Center, un centro de análisis de Washington.
- Las agencias de calificación enfrentarán una situación delicada
A las calificadoras no les gusta cambiar demasiado a menudo las notas que asignan. Piensan que una nota estable es su mejor guía. Pero si Estados Unidos deja de honrar el conjunto de sus obligaciones, se verán obligadas a retirarle su grado "triple A". Tal vez antes del 2 de agosto, acaso ese mismo martes, o en los días subsiguientes.
Moody's habla de una baja de uno a tres niveles (entre "Aa1" y "Aa3"); Standard and Poor's ya está afirmando que basta que un solo acreedor no reciba su paga a tiempo para que la nota se desplome (hasta "SD", cesación de pagos selectiva). Todo dependerá de la duración de la crisis.
- Los tenedores de bonos estadounidenses estarán en apuros.
Los acreedores de Estados Unidos necesitarán una buena dosis de sangre fría si la crisis llega al tan temido límite. El peor escenario sería que el Tesoro no cumpliera sus obligaciones con algunos de ellos. Una nota "SD" conduciría a otros, como los bancos centrales, los fondos de colocación común, a vender automáticamente sus bonos del Tesoro.
Es difícil anticipar cuáles, porque no lo dirán con anticipación. Otros venderán simplemente porque prevén una caída del valor de la deuda estadounidense. Ello hará que las numerosas tasas de interés correlacionadas con los bonos del Tesoro aumenten. Sería otro problema de consecuencias inimaginables: los bonos del Tesoro son una referencia mundial que sirven de garantía a una multitud de contratos financieros. Si esta referencia desaparece, será imposible saber cómo reaccionará el sistema financiero mundial.